La usuaria de Twitter «Andrea» lanzó a la fama en las redes, de forma inconsciente, a un chino, su ayudante y a la presunta ladrona de unas plantillas.
«Lo cuento porque me aburro: Hoy hemos tenido un juicio con una señora que nos intentó robar unas plantillas de 75 céntimos. ¿Por qué? Por gilipollas». Con estas palabras comenzaba un hilo que se difundió rápidamente en la red social y que, entre las risas de los internautas, llegó a los medios de comunicación tradicionales.
Según contaba, su jefe «no era el típico chino cabrón, es más, es majísimo y super buena persona. Pero si le tocas los cojones mucho, pues le jode».
Y eso es lo que parece que pasó el 16 de mayo, cuando una mujer que, según Andrea, robaba por sistema en la tienda, abrió unas plantillas, se metió las dos en el zapato derecho y escondió el envoltorio.
Tras una charla surrealista entre «el chino» y «la señora», la policía llegó al establecimiento gijonense y comprobó que la mujer llevaba las plantillas puestas, aunque ella alegó que eran suyas del año pasado y que si estaban nuevas era porque se ponía poco esos zapatos.
La policía preguntó al comerciante si quería interponer una denuncia, pero «el chino» sólo aspiraba a que la señora le pidiera perdón, lo que hizo escalar el surrealismo de la escena al insinuar la mujer que le iba a denunciar ella por acoso.
«Y el policía, que ya se iba, le casca: se acabó. La denuncio yo de oficio por caradura», añade el relato de Andrea, que recoge un dialogo delirante en el que el agente advierte a la mujer que puede demandarle por resistirse a identificarse y ella, como en las películas, señala que tiene derecho a una llamada.
A la escena se incorporó incluso el marido y el caso acabó este miércoles en un juicio al que, según Andrea, la mujer se presentó con dos abogados, su marido, su hijo y una amiga; y su jefe, «flipando».
Mientras la mujer aseguró que nunca se negó a pagar las plantillas, el comerciante denunció que era la quinta vez que robaba en la tienda y señaló que llamó a la policía porque ella se puso «de chulería».
«Lo 'de chulería' se lo enseñé yo», se jacta Andrea, quien señala que su jefe «cree que habla bien» y no pidió traductor.
El fiscal pidió condenar a la mujer por un delito leve de hurto con una pena de 25 días de multa con cuota diaria de 8 euros y la imposición de las costas.
Los hechos probados recogen cómo la mujer entró en el comercio chino, cogió unas plantillas, las sacó del envoltorio y se las probó.
Sin embargo, añade la sentencia, no se ha acreditado que la mujer abandonara la tienda «apropiándose de las plantillas o que lo hubiera intentado», por lo que, manifiesta la jueza, el principio de presunción de inocencia impide condenarla.
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