Ante el aumento alarmante de casos en medio mundo, como el recientemente conocido en Barcelona, el primero del que se tiene constancia efectiva en nuestras fronteras, conviene informar acerca de su naturaleza, por si las señales evidentes en los cuerpos y las conductas de los adolescentes inmersos en esa peligrosa vorágine pudieran alertar a su círculo más cercano, antes de que sea demasiado tarde.
El nombre del juego, por denominarlo de alguna manera, responde a la tendencia de algunos cetáceos a buscar la orilla para encontrar la muerte, en una especie de ritual o suicidio colectivo, sobre el que difieren las explicaciones de los entendidos en la materia.
Sea cual sea la razón, lo cierto es que este fenómeno empezó aparentemente en Rusia. Gracias al efecto contagio de las redes sociales, rápidamente dio el salto a muchos otros países. Por ejemplo, en conocidas redes sociales podemos encontrar grupos en español con miles de adeptos, al igual que también los hay en inglés, francés, alemán o portugués, entre otros.
Algunos sostienen que los precursores de estas comunidades no persiguen realmente que los jóvenes se maten, que tan solo les divierte hablar de la muerte y temas oscuros. Lo cierto es que no existe un balance conciso del número de víctimas que ha originado ya, en las últimas semanas se han reportado casos en México, Brasil o Colombia.
Al parecer, cada uno que entra en este círculo vicioso con final trágico depende de un 'cuidador' al que deben enviarle fotografías como pruebas de que va superando los retos. Entre ellos, se encuentra hacer un dibujo de una ballena, pasar la noche viendo películas de terror, soportar un día completo sin dormir o hacerse cortes en el cuerpo con una cuchilla.
1 comentario
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Es que se ha de ser sencillamente idiota para participar en cosas semejantes. El problema es de una sociedad que día a día está dando carta de naturalidad a los idiotas, facilitando que se expresen como tales, y luego se escandaliza de sus desatinos. Solo hace falta que en "las redes" se ponga de moda partir piedras con la frente para que al poco aparezca como "preocupante fenómeno" sobre el que los expertos largan ríos de tinta, en general, tan inútiles como las incoherencias de los propios idiotas.El verdadero problema no son las ballenas azules, ni los botellones salvajes, ni el balconing, ni la bajada del Everest en monopatin, si no que cuando la idiotez, que como característica de falta de raciocinio mental de una parte de los humanos siempre ha estado ahí, se convierte en colectiva y hasta se ensalza en ciertos foros como ejemplo de libre creatividad, cualquier suicidio es posible, incluso el social.