El día de Navidad, un tiburón mordió en el brazo izquierdo a una turista madrileña, Cristina Ojeda, de 38 años, cuando se bañaba a una distancia de 20 metros de la orilla de la Playa de Arinaga, en la isla de Gran Canaria, según ha relatado ella misma en su cuenta de Twitter.
«Hoy he tenido un encuentro cara a cara con un tiburón. Cosas que pasan cuando nadas en Canarias en diciembre», expuso en las redes sociales, donde puntualizó que no fue «atacada» con «alevosía», sino que fue mordida de manera «fortuita».
La propia Ojeda ha ido relatando durante el fin de semana su sorpresa por la repercusión mediática que ha tenido el incidente en los medios de comunicación. «Alucino con la importancia que se le está dando... 'Que no me voy a morir!», manifestó en Twitter.
Por su parte, miembros de la Alianza Tiburones Canarias mantuvieron el pasado sábado un encuentro con la propia turista para intentar averiguar con qué especie de animal se topó, entendiendo que, «con bastante certeza», se trataba de un tiburón sedoso (Carcharhinus falciformis).
Resulta sorprendente el buen humor con el que se ha tomado la víctima este suceso, pues no ha cesado de restarle importancia desde su cuenta de la red de microblogging Twitter, en la que ha publicado fotografías de su brazo en las que se aprecian las abundantes cicatrices del mordisco.
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