La marca francesa sigue actualizando su gama a todo trapo. En esta ocasión le ha llegado la hora al Megane Sport Tourer, la variante más familiar del compacto del segmento C. Con esta ya van cuatro generaciones del modelo, que en su día sustituyó al Renault 19.
Se trata de un vehículo que no se diferencia demasiado del modelo de cinco puertas en cuanto a estética, aunque evidentemente sí en cuanto a longitud, que es bastante superior.
Estéticamente sigue la línea marcada por el Kadjar en su día, que posteriormente se ha trasladado al Talisman y al Megane.
La parte delantera destaca por tener los faros de led en forma de C invertida que tanto destacan respecto a los otros detalles estéticos del vehículo.
La parte posterior, como hemos comentado anteriormente, cuenta con unas tulipas prácticamente iguales a los de la versión berlina, en los que la marca francesa hace un pequeño guiño al pasado por el hecho de que abarcan prácticamente todo el ancho del vehículo, una cosa que pasaba también por ejemplo a alguna versión del Renault 25 o al Renault 19 de cuatro puertas.
La diferencia con estos modelos es que el Megane actual cuenta con iluminación led en toda la línea cuando en estos otros modelos se trataba de una línea reflectante.
MOTOR
En cuanto al motor hemos vuelto a estar a los mandos de un vehículo con el propulsor 1.5 dCi, que no nos cansaremos de decir que es uno de los propulsores más equilibrados del mercado, que compite directamente con los nuevos motores de Opel, que también cuentan con un gran rendimiento.
Aunque pudiera parecer lo contrario, los 110 CV de potencia con los que cuenta este voluminoso modelo son más que suficientes para que tenga un comportamiento bastante dinámico.
Si bien los números sobre papeles de las prestaciones oficiales no están nada mal, ya que tarda 10,5 segundos en acelerar de 0 a 100 Km/h. Al conducirlo en modo Sport, la sensación es de mejor respuesta al acelerador. En la recuperación tal vez se muestra un poco más ‘perezoso', pero no llama la atención en absoluto.
Donde sorprende más el motor es sin duda en la eficiencia, ya que los 3,7 litros de combustible anunciados por marca nosotros sólo los hemos elevado hasta los 4,7, y sin ir con mucho cuidado y conduciendo con el modo Sport. Estas cifras son espectaculares, sobre todo teniendo en cuenta las prestaciones y el peso del vehículo.
En cuanto a la conducción el Megane ST se muestra muy firme en carretera, con unas suspensiones bastante equilibradas, lo cual hace que en curva tenga un comportamiento bastante neutro, aunque como la mayoría de vehículos con un enfoque no deportivo de la marca, prime más la comodidad de sus ocupantes y tienda a subvirar un poco, sin que se haga difícil el control en ningún momento.
El interior del vehículo es realmente equilibrado en cuanto a espacio para los pasajeros, ya que los tres posibles ocupantes de las plazas posteriores van a ir cómodos, tanto en lo que respecta al espacio para las piernas como lateralmente.
En cuanto a las calidades, sin ser un vehículo lujoso, sí que los plásticos no se encuentran demasiado presentes.
La tecnología es uno de los aspectos más destacables del vehículo, cuya culminación es el sistema R-Link 2, aglutinado en la pantalla central, un poco complicada al principio de manejar, pero que se puede llegar a convertir en un buen aliado a la hora de viajar.
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