Mural en Springfield, Ohio. | Reuters - JULIO-CESAR CHAVEZ

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El chascarrillo de moda en las redes sociales en consonancia con las elecciones presidenciales que se dirimirán el próximo mes de noviembre en Estados Unidos versa sobre las afirmaciones del candidato Donald Trump sobre los migrantes haitianos en Springfield (Ohio), que según aseguró ante millones de espectadores, se comen las mascotas de los vecinos. Numerosos memes han aparecido en las últimas horas sobre este tema, pero uno ha despuntado en popularidad. Se trata de una canción del grupo sudafricano The Kiffness.

Un vídeo viral recoge la intervención del candidato republicano a la Casa Blanca, y le añade notas musicales, así como algunas 'voces' de animales de compañía. Incluso agregan un folleto con alimentos alternativos para que a nadie se le ocurra acabar con los perros y gatos del vecindario. La sonora chanza ha causado furor en las últimas horas en las redes sociales, donde acumula millones de reproducciones.

En este contexto, la comunidad haitiana en Estados Unidos, país donde suma al menos un millón de personas, la mitad de ellas en el sur de Florida, está hastiada de los comentarios del expresidente y candidato republicano Donald Trump sobre que comen perros y gatos. Indignados, ciudadanos de ese país en la Pequeña Haití en Miami cuentan a EFE que Trump y su aspirante a vicepresidente, el senador por Ohio JD Vance, deben parar ya de contar «esas peligrosas mentiras» que solo buscan demonizarlos.

Sentada al frente de una colorida vivienda al lado de una camioneta en la que vende ropa, Yolande Fertil, de 75 años, no para de mover la cabeza del malestar que le producen las palabras de Trump. «En Springfield (Ohio) la gente que llegó se está comiendo a los perros, se está comiendo a los gatos, se está comiendo a las mascotas de la gente que vive allí», señaló el magnate neoyorquino en su debate el martes frente a la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris.

«Está mal, mal, mal. Los haitianos estamos enojados», expresa a EFE Fertil, quien el 5 de noviembre va a votar «demócrata». Mirando unos gatos que toman agua dentro de una barbería de la zona, uno de los trabajadores del lugar se toca la cabeza en signo de incredulidad y sin ganas de hablar. Uno de los clientes, quien no quiere decir su nombre, asegura que Trump «no respeta a ningún país ni a nadie y solo juega a la política»: «No quiere que voten por Kamala», dice al explicar que el republicano incita al racismo. Mientras limpia los pisos de la iglesia First Interdenominational Haitian Church, Virginia Francois manifiesta a EFE que es sólo cuestión de respeto. «Respete a la gente para que la gente lo respete», exclama.