Imagen de la zona humanitaria. | Ramadan Abed

TW
1

El Ejército israelí bombardeó esta noche las tiendas de campaña para refugiados adyacentes al Hospital de los Mártires de Al Aqsa de Deir al Balah, en lo que se considera la «zona humanitaria» establecida por las propias fuerzas armadas, y mató a cuatro palestinos, según informó la Defensa Civil del enclave.

Un comunicado castrense al respecto aseguró que el área estaba siendo utilizada como centro de operaciones de Hamás y la Yihad Islámica Palestina, por lo que el Ejército llevó a cabo un ataque selectivo dirigido a «eliminar una amenaza inmediata».

Las fuerzas armadas recalcaron a EFE que el ataque se produjo contra un área «adyacente» al hospital, y no contra el propio centro, si bien sus alrededores sirven de refugio para algunos de los en torno a dos millones de desplazados que se hacinan en la «zona humanitaria».

La agencia palestina de noticias Wafa denuncia que entre las víctimas mortales del ataque se encuentran mujeres y niños, si bien no aportaron más datos al respecto. «Antes del ataque se tomaron medidas para mitigar el riesgo de dañar a civiles, como el uso de municiones de precisión, vigilancia aérea e inteligencia adicional», asegura el comunicado del Ejército israelí con un mensaje que utiliza habitualmente después de atacar puntos protegidos por el derecho internacional humanitario, como hospitales o escuelas.

En este sentido, las fuerzas armadas israelíes denunciaron que las milicias palestinas operan desde infraestructuras civiles, lo que «viola el derecho internacional». No es la primera vez que Israel ataca la «zona humanitaria» que se encuentra junto a la costa en el sur de Gaza. El pasado julio llevó a cabo uno de sus bombardeos más violentos contra este espacio, matando a 90 personas junto a las playas de Mawasi con el objetivo de acabar con Mohammed Deif, jefe del brazo armado de Hamás.

Las fuerzas armadas designaron una «zona humanitaria» que abarca territorios de Mawasi y Jan Yunis, en el sur de Gaza, y Deir al Balah, en el norte, si bien han ido reduciendo su perímetro a lo largo de los meses bajo la premisa de que los milicianos la utilizan para atacar a las tropas.

El 90 % de la población gazatí -más de dos millones de personas- se han visto desplazados por la guerra, y la gran mayoría se hacinan en el enjambre de tiendas de campaña de la «zona humanitaria», con pobres condiciones humanitarias marcadas por la escasez de agua o electricidad. Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), «más de un millón de personas no recibieron ninguna ración de comida en agosto en el sur y centro de Gaza» a causa del reducido flujo de camiones de ayuda humanitaria que entran al enclave.

Wafa recogió que, junto a Deir al Balah, el campamento de refugiados de Nuseirat -también en el centro de Gaza- sufrió ataques de artillería israelíes, algo que también ocurrió en las sureñas Jan Yunis y Rafah. Desde que comenzó la guerra el pasado octubre, 40.819 palestinos han muerto en la Franja de Gaza y otros 94.291 resultaron heridos, según el recuento del Ministerio de Sanidad del enclave.