Las pesquisas se han encargado a la Oficina Central de Lucha contra los Crímenes contra la Humanidad y Delitos de Odio (OCLCH) de la Gendarmería francesa. El abogado de la boxeadora, Nabil Boudi, había explicado que el objetivo con la denuncia era determinar quién inició la «campaña misógina, racista y sexista» contra su clienta, pero también «quiénes alimentaron este linchamiento digital». Para el letrado, «el acoso injusto sufrido por la campeona de boxeo seguirá siendo la mayor mancha de estos Juegos Olímpicos».
Khelif, que tiene 25 años, ganó el pasado viernes la filial de la categoría femenina de menos de 66 kilos en medio de una polémica en torno a su carácter intersexual. En el centro de la controversia estaba la suspensión de la que fue objeto en el mundial del pasado año por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), después de someterla a una pretendida prueba de feminidad -de la que no se han comunicado los detalles- que supuestamente no superó. La IBA está en conflicto abierto con el Comité Olímpico Internacional (COI) que la desautorizó y no la reconoce como federación internacional de boxeo.
Pese a que el COI permitió a Khelif participar en los Juegos Olímpicos de París, la polémica sobre su caso se reabrió con fuerza durante los Juegos Olímpicos de París cuando ganó su primer combate por la retirada prematura de la italiana Angela Carini, una acción que recibió el apoyo público de la primera ministra de su país, Giorgia Meloni, que dijo que esa confrontación no se hizo en igualdad de condiciones. La polémica, atizada en particular por personalidades políticas de extrema derecha, algunas de las cuales han descrito sin pruebas a la boxeadora argelina como un transexual, ha dado lugar en paralelo a una oleada de declaraciones de transfobia en línea.
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