Asimismo, ha condenado «en los términos más firmes» el «brutal ataque turco» contra «civiles inocentes» en un resort turístico en la provincia de Duhok, incidente que se saldó además con más de 20 heridos. El organismo ha criticado que Turquía haya «ignorado» las «continuas peticiones» de Irak para que «ponga fin a sus violaciones contra la soberanía de Irak y la seguridad de sus ciudadanos». Por ello, ha pedido al Ministerio de Exteriores que prepare un documento recopilando «los reiterados ataques turcos contra la soberanía de Irak y la seguridad de los iraquíes» y que «presente una queja urgente en este sentido ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas», según un comunicado publicado por la oficina de Al Kazemi.
El organismo ha reclamado además que el embajador turco en Bagdad sea convocado para trasladar una protesta oficial y ha solicitado que el encargado de negocios iraquí en Ankara sea llamado a consultas, además de suspender los procedimientos para el nombramiento del nuevo embajador del país en Turquía. Por último, el Consejo de Seguridad Nacional iraquí ha pedido al Mando de Operaciones Conjuntas que presente un informe sobre la situación en la frontera y que «adopte todas las medidas necesarias para la autodefensa», antes de abogar por una «coordinación» con las autoridades del Kurdistán iraquí para «tomar medidas decisivas para evitar violaciones».
El propio Al Kazemi afirmó el miércoles que el «brutal ataque» de Turquía supone «una violación explícita y flagrante de la soberanía de Irak», antes de incidir en que Bagdad «se reserva el derecho a responder». Por su parte, Ankara ha rechazado las acusaciones desde Bagdad y ha afirmado que el ataque habría sido llevado a cabo por el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que se ha desvinculado de lo sucedido y ha cargado contra el Ejército turco.
A las condenas se sumaron el presidente y el primer ministro del Kurdistán iraquí, Nechirvan Barzani y Masrur Barzani, respectivamente, quienes no atribuyeron responsabilidades y criticaron «los continuos enfrentamientos entre el Ejército turco y el PKK -al que Ankara considera una organización terrorista- en la zona fronteriza». Por ello, pidieron el fin de estos combates. El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, condenó también el ataque y destacó que «la muerte de civiles es inaceptable». «Todos los estados deben respetar sus obligaciones bajo el Derecho Internacional, incluida la protección de los civiles», afirmó, según un comunicado publicado en la página web del Departamento de Estado.
«Trasladamos nuestras condolencias a las familias de los muertos y nuestras simpatías a los heridos. Mantenemos nuestro firme apoyo a la soberanía de Irak y a su seguridad, estabilidad y prosperidad, incluidas las de la región del Kurdistán», zanjó. Turquía anunció a mediados de abril el inicio de una nueva ofensiva contra el PKK en el Kurdistán iraquí, en el norte de Irak, lo que fue descrito por Bagdad como una «amenaza a la seguridad nacional», dado que las operaciones no estaban siendo coordinadas. El Ejército turco también realiza recurrentemente operaciones militares contra el PKK y sus aliados en el norte de Siria desde que quedó roto el alto el fuego entre el Gobierno y el grupo armado en julio de 2015. Precisamente estos días se han conmemorado los diez años del inicio de la revolución de las mujeres de Rojava.
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