Ibar, de 45 años, comparecerá este viernes ante un tribunal de la localidad de Fort Lauderdale, en el condado de Broward, y ante el mismo juez, Jeffrey Levenson, que se encargó del caso en el año 2009, casi diez años después de haber sido condenado a muerte por los asesinatos del dueño de un local nocturno y dos modelos.
«Ibar ya figura como que está trasladado a una cárcel normal del condado de Broward», dijo Andrés Krakenberger, portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar
Levenson convocó para el viernes una breve audiencia en la que comparecerá Ibar y servirá para «decidir» los «futuros pasos a tomar en el procedimiento que llevará a la repetición del juicio» contra el español, que lleva casi 22 años preso, 15 de ellos en el corredor de la muerte de un penal de Reinford, en Starke, Florida.
La defensa de Ibar tiene previsto solicitar la libertad condicional con fianza del acusado con el objetivo de que quede bajo supervisión de su familia a la espera del nuevo juicio, aunque todavía no hay fecha para su celebración.
Benajamin Waxman, abogado de Ibar, interpuso ante el tribunal del condado de Broward siete mociones que ponen en tela de juicio los fundamentos de la acusación contra su cliente.
En el primer juicio, celebrado en enero de 1998, el jurado del condado de Broward no pudo llegar a un veredicto unánime de culpabilidad y el juez lo declaró nulo al no haber pruebas dactilares ni genéticas que vinculasen a los acusados con el triple crimen.
Después de ese juicio, el 28 de agosto de 2000, Pablo Ibar fue condenado y se convirtió en el único español con pena de muerte en Estados Unidos.
Uno de los argumentos de peso examinados por el Tribunal Supremo de Florida para la anulación de la condena es que el «ADN de Ibar no fue encontrado en la camiseta recuperada» en el lugar del triple crimen y que el asesino usó para «cubrirse parcialmente el rostro».
La defensa de Ibar, que siempre ha mantenido su inocencia, resaltó en su recurso ante el Supremo de Florida la poca fiabilidad de la prueba determinante, un vídeo «sin sonido, borroso, granulado», grabado por las cámaras de seguridad de la casa del dueño del club y el testimonio, en ese sentido, de un experto en reconocimiento facial que lo tacha de nada fiable.
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