El indio Russel Rebello, que trabajaba como mesero cuando el barco colisionó con unas rocas y se hundió frente a las costas de la Toscana en enero de 2012, provocando la muerte de 32 personas, era la única persona que seguía perdida tras el desastre y cuyo cuerpo no había sido recuperado aún.
Una portavoz de la Guardia Costera en el puerto norteño de Génova, donde fue trasladado en julio el buque de 290 metros de largo para ser desguazado, dijo que los restos hallados en el barco «se supone que pertenecen a la última víctima, Russel Rebello».
En agosto, las autoridades anunciaron el hallazgo de restos en el buque, que serían analizados para ver si pertenecían a Rebello. Medios italianos informaron más tarde que se trataba de huesos de cordero.
El naufragio del Concordia, un hotel flotante con una longitud equivalente a tres campos de fútbol, provocó una caótica evacuación nocturna y una de las mayores operaciones de salvamento marítimo de la historia.
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