La bebida es uno de los productos que se puede comprar con antelación. | BONDARENCOVLADIMIR

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Las celebraciones navideñas están a la vuelta de la esquina, y con ellas la época de comidas y cenas que parecen no dar tregua. Para los anfitriones, los preparativos nunca son pocos: preparar el menú, llamar a los invitados, comprar los ingredientes, cocinar los platos, decorar la casa, poner la mesa... Todo esto puede resultar abrumador, por lo que adelantar las compras de Navidad unas semanas antes no solo facilita la organización y evita las colas, sino que también puede aliviar el impacto en el presupuesto.

Para evitar el estrés de dejar todo para el último momento, es fundamental planificar con antelación y aprovechar las ofertas en alimentos que puedan conservarse a medio-largo plazo. Los productos que se pueden guardar en el congelador, como carnes, pescados o incluso algunas masas y postres, son una opción ideal para garantizar que los ingredientes estén a mano sin preocuparse por la frescura. Además, de esta manera no solo se ahorra tiempo en las compras, sino que también se logra reducir los gastos, especialmente en una época en la que los precios suelen aumentar a medida que se acercan las fiestas.

Carnes, pescados y marisco

El almacenamiento adecuado de los alimentos resulta clave para mantener su frescura y buen estado. Los mejores productos para congelar son aquellos que conservan su textura, sabor y valor nutricional después de ser almacenados en el congelador. Entre ellos, tanto el pavo como el pollo pueden congelarse en piezas o enteros, al igual que la carne de res. Estos alimentos pueden descongelarse fácilmente en el frigorífico durante la noche previa a su preparación. Además, las salsas, como la de arándanos, y los rellenos de pavo, especialmente los elaborados a base de pan o vegetales, son ideales para congelar, lo que permite ahorrar tiempo y esfuerzo el día del evento.

Es común encontrar pescados como la merluza, lubina, bacalao o rape en muchas mesas durante las festividades. Sin embargo, es importante tener cuidado con este tipo de alimentos, ya que es uno de los más perecederos. Al igual que con la carne, la congelación es el mejor aliado para garantizar la frescura del pescado. Para descongelar pescado de manera segura, lo ideal es hacerlo en el refrigerador, colocándolo en un recipiente y dejándolo reposar entre 12 y 24 horas de su preparación. De esta forma, se mantiene una temperatura segura y se evita el riesgo de proliferación bacteriana.

La congelación de mariscos depende del tipo de producto. Las gambas y los langostinos se pueden congelar crudos, mientras que los bivalvos como berberechos y navajas deben estar muertos y bien lavados antes de congelarlos. Por otro lado, los bogavantes y nécoras pueden comprarse vivos, cocinarse y luego congelarse. Es crucial descongelar estos alimentos en la nevera 24 horas antes de cocinarlos o recalentarlos. Sin embargo, las ostras y los percebes no deben congelarse, ya que es mejor comprarlos frescos y consumirlos de inmediato.

Dulces navideños y bebidas

Por otro lado, almacenar en el congelador postres navideños es una excelente manera de aligerar la carga de trabajo durante las festividades y garantizar que los dulces estén listos para disfrutar. Las masas para galletas y pasteles se pueden congelar fácilmente, permitiendo tenerlas listas para hornear en el momento deseado. De igual manera, las tartas, como la de manzana o calabaza, también pueden congelarse tanto, crudas como ya horneadas, solo es importante envolverlas bien para evitar que se resequen. Todos los postres deben descongelarse en el frigorífico antes de hornear o recalentar.

Es fundamental tener en cuenta que los alimentos descongelados no deben volver a congelarse, ya que esto puede comprometer su buen estado. Por ello, se recomienda planificar las cantidades con cuidado, ajustándolas al número de comensales, para evitar sobras innecesarias y reducir el riesgo de desperdicio. Esto no solo ayuda a preservar la frescura de los alimentos, sino también a optimizar el uso de los recursos y evitar posibles problemas de salud. Además, productos de despensa como dulces preparados, conservas, especias, frutos secos, chocolates, turrones y bebidas, siempre que estén bien envasados y tengan una fecha de caducidad lejana, pueden comprarse con antelación, lo que permitirá ahorrar tiempo y dinero, evitando las compras de última hora.