Pasos a seguir
Primero, necesitas preparar una cantidad suficiente de café. Para un sabor intenso, es recomendable optar por uno que sea expreso, aunque cualquier tipo de este alimento funcionará. Debes dejar que se enfríe antes de proceder con el siguiente paso, para evitar que se derrita demasiado rápido cuando se congele. Asegúrate de preparar un poco más de lo que normalmente beberías, ya que parte del líquido se perderá en el proceso de congelación.
Una vez que se haya enfriado viértelo en cubiteras y congélalo. El tamaño de las cubiteras determinará el tamaño de los gránulos de hielo, así que si prefieres un granizado más fino, opta por cubiteras más pequeñas. También puedes agregar azúcar u otros tipos de endulzantes naturales antes de meterlo en el congelador si prefieres un sabor más dulce.
Después de este paso, simplemente coloca los cubitos de café congelado en una licuadora o procesador de alimentos. Ves picando hasta que alcance una consistencia granulada. En este punto, puedes decidir si deseas agregar más ingredientes, como leche, crema, o incluso un poco de licor.
Sírvelo inmediatamente para evitar que se derrita, como extra final puedes decorarlo con crema batida y una pizca de cacao en polvo o canela para un toque de sabor. La ventaja de prepararlo en casa es que puedes personalizarlo a tu gusto. Puedes ajustar la cantidad de cafeína utilizando café descafeinado o una mezcla. También puedes controlar el nivel de dulzura y experimentar con diferentes sabores, como la vainilla, la canela o incluso el caramelo.
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