Ante la duda, aquí te lo contamos. | Pexels - Future Kiiid

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En verano y con el calor apetece darse un buen chapuzón y refrescarse. Bañarnos es algo satisfactorio, ya que elimina de inmediato el calor y te refresca al momento. Tanto el agua salada como el agua dulce aportan grandes beneficios y por ello, nos puede surgir una duda, ¿es mejor bañarse en agua salada o en agua dulce? Aquí te desvelamos la cuestión.

El agua dulce la podemos encontrar en ríos, pantanos o sin ir mas lejos en la ducha de nuestra casa. Este tipo de agua es más pura porque no ha sido tratada y está externa de residuos. Además, nos permite abrir los ojos debajo del agua sin riesgo de que nos provoque dolor, ni nos escueza. Por otro lado, contribuye a la humedad de nuestra piel, aportando nutrientes e hidratándola, favoreciendo a un mejor envejecimiento. También contribuye a una regeneración muscular y aumenta la oxigenación, ya que permite una mejor circulación de la sangre.

La temperatura del agua también influye en los beneficios que ofrecemos al cuerpo. Por ejemplo el agua fría permite una aceleración del metabolismo que provoca que se quemen las grasas y los azúcares, pero al contrario el agua caliente favorece a la relajación de los músculos, reduciendo la fatiga cerebral, ayudando a calmar la ansiedad y eliminando toxinas.

En cambio, el agua salada, siempre ha sido utilizada para tratar cuestiones cutáneas en tratamientos como la talasoterapia. Esto consiste en utilizar diferentes elementos marinos que contribuyen como agentes terapéuticos. Al igual que el agua dulce, también mejora la circulación sanguínea y al estar dentro del mar realizamos un fortalecimiento de los músculos debido al equilibrio que hacemos. También ayuda a la desinfección y cicatrización de heridas, ya que la sal actúa como limpiadora de bacterias, sobre todo para temas de acné. Entonces podríamos decir que no hay un tipo de agua mejor que otra, simplemente tienen beneficios diferentes según el momento o las necesidades que tengamos en ese instante.