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Tras la expulsión de Daniela, el resto de nominadas se quedaron muy tranquilas en la casa de Gran Hermano. Laura y Vanessa entraron al salón y se abrazaron a sus compañeros, pensando que realmente su permanencia no estaba ya en juego.

Sin embargo, se equivocaban. El salón se apagó y comenzaron a parpadear luces rojas. Pronto se escuchó la voz de Jorge Javier Vázquez. "La audiencia ha decidido que debe abandonar la casa... ¡Vanessa!". Todos se quedaron sin habla y la expulsada comenzó a llorar.

"No contaba yo con esto ahora", verbalizó la gallega. "No lo sabíais, pero la audiencia sí: hoy había doble expulsión", explicó Jorge Javier Vázquez. "Me da pena no poder vivir la experiencia y no poder seguir conociendo a mis compañeros", seguía lamentándose entre lágrimas Vanessa. "Esto es un juego", le consolaban.

Sin embargo, la tristeza se convirtió en alegría cuando entró en la casa secreta y se reencontró con Javier, su marido, que estaba siendo concursante sin que ella, ni el resto de concursantes de la casa oficial, lo supiera: "¡Llevo aquí desde el primer día!".

Vanessa aprovechó para explicar por qué pedía que entrase un italiano en la casa: "Lo he pedido, pero porque quería ponerme a prueba, tengo al mejor marido del mundo y lo quiero con locura". Además, aprovechó para lanzarle una pulla. "Es poco cariñoso, aunque es el mejor", aseguró.