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Daniel Sancho continúa con su vida en la cárcel de Surat Thani (sur de Tailandia). Tras asegurarse que en la primera prisión que estuvo tuvo un trato de favor, ahora «está desesperado» y «con problemas de adaptación».

Así lo defendió Joaquín Campos, autor del recién estrenado libro Muerte en Tailandia. La verdadera historia de Daniel Sancho y Edwin Arrieta. El periodista, que reside desde 2007 en el país asiático y ya investigó un caso similar, el crimen cometido por el español Artur Segarra, defiende la teoría de que eran pareja sentimental, aunque el hijo de Rodolfo Sancho estaba con el colombiano por dinero.

Según declaró a Pronto, tiene claro que fue un asesinato «completamente premeditado». «Ellos se iban a hacer pareja de hecho, Edwin quería acelerar su traslado a España«, sostuvo el escritor, quien considera que el joven, después de recibir del cirujano 260.000 euros, los cuales »no aparecen por ningún lado», le «citó en Tailandia para matarlo».

Ahora, en otra entrevista a Mundo Deportivo, el periodista opina sobre la situación de los padres de Daniel, Rodolfo Sancho y Silvia Broncalo: «El problema es que nadie le pregunta a Rodolfo, entonces también hay mucha especulación. Tenemos el derecho a saber qué ocurre», señala.

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«Ha jodido su vida y la de sus padres. Aunque Rodolfo no esté de acuerdo con el tratamiento del caso, del documental y la estrategia no quiere decir que ese hombre no esté fastidiado», incide el periodista.

Daniel «ha hundido la vida de sus padres», opina. «Que el padre sea a veces más irreverente y más chulesco no quiere decir no esté por dentro hundido. Es un desastre lo que ha hecho su hijo», asegura.

Carmen Balfagón, abogada de los Sancho, ha iniciado acciones legales contra el escritor y la editorial, a los que acusa de atentar contra a su derecho al honor en el capítulo noveno del libro, titulado Los abogados.

En un comunicado remitido por el despacho Averum a 20minutos, el equipo legal de la letrada, que ha formado parte del grupo de abogados españoles que han asesorado en la defensa de Daniel Sancho, señala, sin especificar lo detallado en el libro, que «ninguna de las imputaciones efectuadas en el desarrollo del libro pueden quedar amparadas por la libertad de creación científica y literaria ni por la libertad de expresión, siendo aquellas a todas luces denigrantes y peyorativas contra la dignidad y prestigio profesional de Balfagón».