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Después de una orden de alejamiento, denuncias por amenazas y una guerra televisada con Maite Galdeano que continuó el pasado viernes con una entrevista de Sofía Suescun, todo el mundo esperaba la reacción de Kiko Jiménez en Fiesta, programa en el que colabora. Pero el jiennense se ausentó a última hora y entró por teléfono para explicar los motivos.

Aunque el exsuperviviente sí acudió el pasado fin de semana cuando la polémica estalló, después de la entrevista de su pareja en De viernes decidió quedarse en casa para apoyarla. Pero avisó apenas 40 minutos antes de empezar la emisión, tal y como contó el sábado José Ángel Leiras, director de Fiesta de verano.

Según reveló, le explicó que había «pasado muy mala noche» y no se encontraba bien, por lo que se le hacía difícil «en esos momentos dar la cara». Tras intentar ponerse en contacto con él, finalmente entró por teléfono para explicar que necesitaba quedarse al lado de Sofía Suescun. «Está siendo uno de los momentos más duros de su vida», aseguró.

«No hemos pegado ojo en toda la noche porque ella siente que no ha servido de nada esa entrevista de cara a su madre, que no ha entendido nada. Sofía está destrozada y hasta se arrepiente de haber concedido esa entrevista», argumentó Kiko Jiménez, aunque aclaró que para él ella «estuvo increíble» en su aparición televisiva.

«Ella se siente muy mal y yo, como espero que comprendáis, he puesto por delante a Sofía, que es lo que más quiero junto con mi familia, antes que mi puesto de trabajo», añadió y, además, desmintió tener pactada una entrevista en otro plató.

Lo cierto es que la ganadora de GH 16 ya se pronunció en Instagram tras su presencia en De viernes para aclarar que se había levantado con una gran «resaca emocional», pues había sido la «entrevista más dura» de su vida. Y, aunque supuso una «gran liberación», debía «recomponerse y disfrutar de la vida», algo que parece que le está costando, según las palabras de su novio.