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La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin se reencontraron este domingo en la Catedral de Jaca (Huesca), con motivo del funeral de Eduardo Roldán, exdirector y gerente de la estación de esquí Candanchú, así como profesor de esquí de buena parte de los miembros de la Familia Real, fallecido el viernes a los 83 años. La Catedral se llenó por completo, llena de autoridades locales, importantes figuras del sector del esquí y deportes de invierno a nivel nacional, así como las infantas Elena, Cristina, Iñaki Urdangarin y dos de sus hijos.

El rey Felipe VI acudió el sábado por la tarde al tanatorio y el Emérito, desde Abu Dabi, envió una corona de flores. Para la Familia Real Roldán no era un simple monitor, sino que mantenían con él una fuerte y prolongada relación. En la misa de despedida, a las 17h del domingo, se pudo comprobar, ante las afligidas caras de las Infantas e Iñaki, muy cercanos con la familia del fallecido. Ya en el interior, Cristina y Elena se sentaron en los primeros bancos, junto a la viuda, mientras que en el banco de detrás se sentaron Iñaki y dos de sus hijos, en compañía del alcalde de Jaca, juan Manuel Ramon. A la salida, Urdangarin rompió a llorar, mientras conversaba con sus hijos.

La infanta e Iñaki Urdangarin vienen de vivir su primer verano separados, tras la publicación de fotografías de él con otra mujer, que propiciaron la «interrupción de su relación matrimonial». Durante agosto también han sido fotografiados juntos en la playa de Bidart, en la costa francesa, en compañía de dos de sus hijos.