El arrollador éxito de «Papito» ha obligado a Miguel Bosé a quitarse «miedos y vértigos» encarnando a un personaje enérgico y descarado en su nuevo álbum, «Cardio», que ha presentado hoy en Madrid con actitud irreverente y caleidoscópica, como tiene acostumbrado a su público en los últimos 30 años.
Como si de una revista de tendencias se tratara, el cantante engloba en sus nuevas doce canciones otras tantas actitudes con las que defender «Cardio», trabajo que lanza mañana y que está «lleno de solaridad y buen rollo ochentero», ha explicado ante los medios.
Irónico, como en sus nuevas canciones, a veces banales y a veces comprometidas; lenguaraz, a la hora de hablar de su cambio de imagen; y combativo, con los programas de televisión que no se ciñen a lo estrictamente profesional; Miguel Bosé ha vuelto a demostrar hoy que no es artista de un solo rostro.
Esas doce posturas vitales encerradas en «el brío y la energía» de «Cardio», que significa «corazón» en una lengua tan hedonista como el griego, no pueden adjudicarse exclusivamente al cantante, aunque sí al personaje «valiente y sin dudas de nada» con el que ha vuelto «a la edad de la pasarela», tras vender 2,5 millones de copias de «Papito» y mantenerse de gira durante años.
Adelgazar veinte kilos y explicar cómo en una de sus canciones -"Ayurvédico», en referencia a la estricta dieta a la que se ha sometido- o recordar en «Júrame» la «fortaleza necesaria» que necesitaron Juanes y él para llegar a cantar el pasado 20 de septiembre en la Plaza de la Revolución de La Habana, son las aportaciones más personales que aparecen en su último trabajo.
Entre medias, el contagioso estribillo de su primer sencillo «Estuve a punto de...», el romanticismo de «*Hay?» o el deliberado amaneramiento «a lo T-Rex» del tema final, «Eso no».
«Ni taquicárdico ni cardiopático», Bosé defenderá en directo este «Cardio» con una escenografía propia de una pasarela, para mantener la esencia con la que se ha dejado fotografiar para el libreto del disco, posando con todo tipo de accesorios y complementos como si de un reportaje de moda se tratara.
Pero no todo es provocación en su propuesta. Tras expulsar a un reportero de televisión por quedarse ante él en ropa interior, Bosé ha exigido respeto por lo que considera años de trabajo ante un tercer encontronazo con las televisiones.
Para este álbum ha contado con Nicolás Sorín, con el que comparte el proceso de gestación de sus trabajos desde «Velvetina» y a quien ha pervertido musicalmente.
Sorín, hijo del cineasta Carlos Sorín y pianista «más cercano a las bandas sonoras y al jazz», comparte con él una formación clásica, pero Bosé le ha obligado, «en contra de su voluntad», a pasarse a la producción y a introducir «guitarras con un sonido 'indie' muy guarro y poco perfecto».
El polémico encuentro sobre el escenario con el colombiano Juanes, en el concierto «Paz sin fronteras» que se celebró en Cuba, queda atestiguado en este disco, con la intención de mantener vivo «un proyecto que se plantea muy a largo plazo», ha apuntado.
Fue una actuación musical que entró en el libro Guiness de los récords como el tercero más multitudinario de la historia, con más de 1,7 millones de asistentes y que provocó numerosas protestas «y amenazas», recuerda el músico.
«El que salió ganando fue el pueblo de Cuba», ha asegurado Bosé, quien incidió en la buena disposición de las administraciones estadounidense y cubana ante la celebración de un concierto que iba a celebrarse originalmente en Guantánamo bajo propuesta de Estados Unidos, ha contado, aunque finalmente no ocurrió por problemas logísticos.
El cantante también ha anunciado que seguramente será en junio cuando Juanes y él anuncien nuevos destinos para sus conciertos conjuntos con los que proseguir esta iniciativa.