Las playas y calas de Menorca tienen cada vez más presencia de vendedores ambulantes que hacen el agosto con total impunidad. Los que trabajamos en la zona de Cala Galdana los vemos a diario salir con sus barcas y dirigirse a Macarelleta, Trebalúger y Escorxada.

Venden bebida, fruta y lo que se tercie, incluidos mojitos, claro. Y ahí se pasan las horas, los días y las semanas, haciendo literalmente lo que les viene en gana. Negocios ilegales, sin controles sanitarios y por supuesto sin pagar impuestos. Algunos se permiten además el lujo de hacer servicio de taxi marítimo aprovechando el viaje de vuelta como es el caso del que opera desde Macarelleta. Se creen mejores que los que se parten el lomo a trabajar cada día y pagan sus impuestos. ¿Y por qué se creen mejores? Por la ausencia absoluta de vigilancia y sanción por parte de las autoridades. Señoras y señores esto es otra vergüenza inaceptable. Tienen ustedes el deber de velar por el cumplimiento de la ley. Hagan ustedes su trabajo que para eso pagamos sus sueldos más que jugosos.