QUEtres aficionados a la búsqueda deesclata-sangs se desorientaran el viernes cuando andaban entre Macarella y Cala Galdana hasta que fueron encontrados por otros dos buscadores de Ferreries, que muy amablemente les condujeron hasta Ciutadella. Al final, lo que debía ser una plácida excursión se convirtió en una pequeña odisea con final feliz.
Sorprende y no sorprende
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