Escribe Enric Juliana: «La vivienda ha sido el principal y casi único activo de transmisión de riqueza entre generaciones en España desde los años cincuenta y todavía hoy sigue siéndolo, aunque se están produciendo rupturas».
La clave la hallamos en las herencias, una cuestión compleja, pero de gran actualidad y relevancia, porque su valor representa hoy el diez por cien del PIB de las economías occidentales, según un informe publicado por «The Economist».
Y la gran cuestión, el ser o no ser para muchas personas y también el futuro de familias enteras, depende de heredar o no heredar, porque recibir un piso céntrico o una buena vivienda sitúa los salarios insuficientes en un segundo plano al duplicar la renta.
Balears, gracias a la Compilación del Derecho Civil, cuenta con un régimen específico para transmitir el patrimonio –tanto en la empresa familiar como entre particulares– consistente en los pactos sucesorios, cuyo origen hallamos en el Derecho Romano las sucesivas conquistas que incorporaron las Islas a la Corona de Aragón: Mallorca en 1229, Eivissa en 1235, y Menorca en 1287.
El volumen de los pactos sucesorios ha ido aumentando estos últimos años, según explica el ibicenco Joan Torres Torres, que desempeña la presidencia de la Associació Professional de Tècnics Tributaris de Catalunya i Balears y, al mismo tiempo, de la Federación Española de Asociaciones Profesionales de Técnicos Tributarios.
En Balears existe un gran volumen de propiedad inmobiliaria que un día, al fallecer, será heredada, pero con el instrumento del pacto sucesorio, más beneficioso que las donaciones, es posible obtener un importante ahorro de los impuestos a pagar y, en algunos casos, la exención total.
Joan Torres, tras lograr que la Agencia Tributaria reconociera el ‘derecho al error’ para corregir errores sin sanción en casos de buena fe, es el gran valedor de la vigencia, sentido y eficacia de estos acuerdos. Esta tarde nos desvelará, en el Ateneu, los pactos sucesorios propios de Menorca.
