Parece ser que en aquellas fechas el pregonero de nuestro ilustrísimo ayuntamiento en son de tambor iba pregonando por calles y plazas el siguiente pregón ordenado por Dº Antonio Victory. Decía así:
Terminada la fachada de la casa nº 29 de la calle Hannover, seguidamente se procederá a desmontar la de su vecina, nº 27, la cual actualmente forma un pronunciado saliente en alienación con las edificaciones vecinas.
Actualmente se hallan penalizadas la obra del nº 23, formando un ángulo con la casa de la calle del Retiro, esperando muy pronto se reemprendan. Obras que se agradecerán ya que Mahón se avergonzaba del mal estado de la casa destruida, con perjuicio de los viandantes.
Días más tarde el Sr. alcalde comunicó a la prensa que en breve se reformaría la nº 32 que linda con la calle Buenaire, a su vez comunicó que en dicha esquina se haría un chaflán igual que la casa de enfrente, de forma que entre ambos chaflanes constituirán una plazoleta para facilitar la circulación.
No podía dejar de lado el prestigioso hotel Sevilla, al comentar las obras que tenía en mente el alcalde y su equipo. Aquella cuesta se fue transformando, la planta baja de la esquina de la cual había anunciado las obras el alcalde se inauguró como ‘El Sevilla’ un frío 27 de febrero de 1935. En 1938 paso a ser La Llar catalana.
Parece ser que el arquitecto fue un tal Bargalló. El primer conserje de aquel flamante ‘Sevilla’ corrió a cargo de Dº José Barceló considerado ser un buen cocinero, según la prensa lo traspasó a un tal Burdeos, hasta 1944, en que después de renovarlo, lo alquiló el matrimonio formado por Damián Borrás, encargándose del bar, y su esposa Catalina Anglada. Dicho matrimonio había hecho lo propio en otros establecimientos de nuestra ciudad, amén del Casino Consey, donde se dio a conocer como experta cocinera doña Catalina.