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Cosas bastante asquerosas

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Quizá la reanudación de los bombardeos en Gaza ante el asqueroso silencio de toda la comunidad internacional, a fin de crear allí un infierno siguiendo las órdenes del presidente de Estados Unidos, debería obligarme otra vez a decir algo de esta interminable matanza. Pero hoy no tengo ganas (no las tengo nunca), y en cambio les propongo que lean dos libros extraordinariamente explicativos de reciente aparición, si acaso les apetece entender algo. Por los noticiarios no se enterarán, solo sirven para amontonar cadáveres, no hay espacio para el cómo y el por qué, y menos aún para el escabroso asunto de la limpieza étnica. Mejor lean «Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina», de Ilan Pappé, historiador, profesor universitario en Reino Unido y quizá el único judío (de Haifa) que en la actualidad abomina del Gobierno de Israel y cuenta las verdades. De ahí que tuviera que expatriarse, y tanto en Israel como en EEUU se la tengan jurada. Lo entenderán todo, pero si quieren completar esa información, añadan «El mundo después de Gaza», del indio Panjak Mishra, escritor, ensayista y periodista prestigioso, a fin de colocar ese conocimiento en un marco global, y no solo occidental.

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Por supuesto, saber lo que está pasando no disminuirá su horror, quizá lo aumente, pero a cambio lo transformará en cultura, que es precisamente para lo que sirve la cultura. Y yo hoy podré hablar de otras cosas locales bastante asquerosas. El violento rechazo al decreto ley aprobado por el Gobierno para reformar la ley de extranjería y repartir, más de año después, a los emigrantes menores llegados a Canarias. Porque casi todas las comunidades se declaran saturadas de emigrantes, y amenazan con la rebelión. Porque no hay fondos. Porque se pactó con Junts, y la repelente Nogueras presumió de ello. Según Feijóo, porque el Gobierno patrocina el efecto llamada, y Junts es racista. Pero no solo el PP y Vox insisten que no podemos acoger emigrantes, también el socialista manchego Page, que muy colérico tildó de insultante al decreto, y aseguró que «Solidarios sí, tontos no». Qué vergüenza. La ultraderecha racista ya no necesita ganar unas elecciones para ganar, han ganado ya por contagio. Hacía tiempo que no veía algo tan asqueroso. Además de insolidarios y racistas, somos tontos.