14 años y sin agencia de salud

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Todo por una batalla en torno a las enmiendas de otra ley que, de rebote, por revancha o reacción, ya da igual, se llevó por delante la agencia, que precisamente había tenido en Menorca un impulso. Fue aquí, en la Escola de Salut Pública del Llatzeret, donde se escenificó el apoyo unánime al nuevo organismo, defendido por epidemiólogos menorquines como Ildefonso Hernández y Maties Torrent; el objetivo estaba claro, contar con una estructura de vigilancia y control para que una posible nueva amenaza de salud no nos pillara in albis, en plan sálvese quien pueda, zozobrando entre especuladores de mascarillas, con medidas descoordinadas entre comunidades autónomas y niveles asistenciales, falta de protocolos y medios que se tuvieron que suplir con el sobreesfuerzo y el sacrificio de los sanitarios; sin una política de comunicación y transmisión de los riesgos potente, capaz de enfrentar el negacionismo. En fin, todo lo que ya sabemos que pasó y de lo que teníamos que salir más fuertes, mejores personas ¿se acuerdan?

Han pasado cinco años y todavía hay enfermos con secuelas del virus que paró el mundo y la prepotencia humana; pero nuestros representantes han sido incapaces de ponerse de acuerdo en algo positivo, que permitiría corregir errores del pasado y estar preparados para otras emergencias sanitarias. Los que se fueron ya no votan.