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Conocida la última cesión de Pedro Sánchez a los separatistas catalanes –el control de la emigración y las fronteras– no se han hecho esperar la reacciones de rechazo a semejante traspaso a todas luces contrario al marco competencial exclusivo del Estado que consagra la Constitución. Reacciones por parte de algunos dirigentes de la oposición – Núñez Feijóo anuncia recurso ante el TC y también rechazo inequívoco por cuenta de Podemos aliado habitual del Gobierno. Ione Belarra, su líder, denuncia la pretensión xenófoba de Junts ,el muñidor de la iniciativa. En ese registro de repudio también participa el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien tras conocer el pacto para traspasar las competencias sobre emigración a Cataluña dice haber sentido: «mucho bochorno como socialista» -añadiendo- «que como demócrata le sonroja».

Le da la razón a Puigdemont que, desmontando el argumentario del Gobierno, señala que dichas competencias son propias del Estado. Para García-Page es dramático porque avanza hacia el objetivo perseguido desde siempre por los partidos independentistas: conseguir estructuras propias de un Estado. Y con Pedro Sánchez han descubierto que las pueden ir consiguiendo. En marcha está concretar otra cesión negociada con ERC (Oriol Junqueras): la transferencia de la recaudación a Cataluña del cien por cien de los tributos. Hacienda propia, otro de los pilares del Estado.

Los dirigentes separatistas que dieron un golpe de Estado en octubre de 2017 por el que fueron condenados y posteriormente indultados y amnistiados a cambio de apoyar la continuidad de Pedro Sánchez en La Moncloa, tacita a tacita, están consiguiendo sus objetivos. Esta vez sin acudir a la violencia. Alquilando sus votos al PSOE. El partido cuyos ocho diputados elegidos por Castilla-La Mancha, la comunidad que preside Emiliano García-Page, podrían frenar la deriva emprendida por Sánchez. ¿Piensan lo mismo que su presidente regional que dice avergonzarse de las cesiones a los separatistas? Sí así fuera ¿a qué esperan? ¿O, una vez más, García-Page va a conformarse con hacer de «Pepito Grillo» del Partido Socialista?