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Estos días es noticia la plataforma digital balear que copó el mercado de las reformas y reparaciones de hogar, y no por algo bueno. Habitissimo ha presentado un ERE que afecta a más del 90 por ciento de su plantilla, lo que se traduce en casi un centenar de trabajadores. De mallorquina le quedaba la ubicación, en el Parc Bit, y los empleados que se van a ir a la calle, después de que los fundadores vendieran la empresa al gigante británico HomeServe en dos fases, el 70 por ciento en 2017 y el 30 por ciento en 2019. En Balears no solo vendemos el territorio y las casas a los extranjeros, también las empresas. La empresa mallorquina ha presentado balances con pérdidas durante años, pero HomeServe declara elevados beneficios. Algo no cuadra.

Lo peor es que este caso evidencia lo que está pasando y va a pasar con las tecnológicas. El pelotazo que supuso la explotación de Internet para un mercado global ha ido engordando sin mesura. Para las empresas tradicionales ha sido un chollo incrementar sus ventas sobrepasando los límites geográficos y llegando a clientela masiva, pero ha habido multitud de proyectos garrapata materializados en portales que simplemente comercializan los productos de otros; los llamados marketplaces. Son puntos de encuentro que han creado una gran burbuja, aumentando su valor de forma desproporcionada y llenándose los bolsillos con absorciones por las que les han dado cifras millonarias.
2 El resultado son visionarios enriquecidos por deshacerse de sus empresas por sumas desorbitadas a cambio de quedarse la matriz con su marca, su negocio y sus clientes. Este banquete deriva en tal empacho de ingresos que debería blindar a empleados, pero la acción es la opuesta. Las tecnológicas prescinden de las personas porque la tecnología (valga la redundancia) hace innecesaria parte de la mano de obra, pero con la paradoja de necesitar a los humanos para que alguien consuma sus servicios.

No son fusiones, sino absorciones, en las que los grandes engullen a los pequeños. En el sector tecnológico, esta consolidación de empresas, al tener tantas economías de escala, ejecutado el desembarco y fagocitado el negocio, supondrá una gran pérdida de empleo, además de una supresión de competencia que perjudica claramente al consumidor. Y la pasta no puede estar por encima de todo.