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Si tuviésemos toda la información a nuestro alcance, tomar decisiones o hacer afirmaciones sería mucho más seguro y fiable. Pero como tenemos menos información que una inteligencia artificial, estamos siempre expuestos al error, al sesgo, a meter la pata y a equivocarnos cada dos por tres. Opinar es libre, de momento, pero se debe hacer con prudencia y moderación, como beber alcohol. Ser consciente de que lo tuyo es un punto de vista y no la verdad absoluta. Conocer los propios límites evita errores persistentes. Por eso, recomiendan en «Es Diari» ser radical en los contenidos y educado en las formas. Radical viene de raíz. No andarse por las ramas. Pero el respeto al prójimo no hay que perderlo nunca. En estos momentos, la confusión predomina sobre la certeza, aumentando el enfrentamiento. Hay gente que lo pasa mal. La riqueza está mal repartida. El dinero mueve el mundo, pero ¿quién mueve el dinero?

Ignoramos un 99% y nos comportamos como si estuviésemos al tanto de todo. Nos las damos de listos aunque vayamos a ciegas. Actuamos a tontas y a locas, con perdón. Si en la corta distancia cuesta entender lo que pasa, al juzgar superpotencias, la marcha de la economía o la política mundial, nos comportamos como un pulpo en un garaje. Todo es tan complejo e intrincado que debemos ser humildes. Sobran los sabelotodo, intransigentes, sectarios, intolerantes y fanáticos. Yo solo sé que Sócrates no sabía nada.