Reyes

Escribamos la carta a los Reyes Magos para pedir lo que tanto necesitamos. Los magos engañan a los sentidos utilizando sus trucos, provocando gran admiración gracias a nuestra credulidad siempre dispuesta. Igual que los políticos populistas que, como sabemos, tienen admiradores fervientes y montones de fieles inasequibles al desaliento. En estos tiempos de crítica asimétrica, donde todo se compra y se vende, aquellos que criticarían ferozmente a la derecha, por ejemplo, disculpan cualquier corrupción de su bando – a veces banda –, descalificando a los jueces que osan investigar sus chanchullos. Los tildan de partícipes de una conspiración judeo-masónico-franquista o cosas por el estilo. Se creen intocables, ya que por encima de la ley, dicen, están el progreso y el antifascismo.

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Los Reyes llevaron sus regalos a un humilde portal. Hoy los Reyes se manchan de barro para abrazar a los que han sufrido una desgracia que los ha despojado de todo. Aunque consolar al que sufre ya no está de moda. Estamos demasiado ocupados culpando al prójimo para arañar un poco de poder o de votos.

El año que empezamos traerá novedades, pero tampoco seamos ingenuos. Seguirá la labor de acoso y derribo de la Transición. Sabemos el trabajo que tienen los Reyes para que los niños disfruten de sus regalos. Y también que sin un trabajo constante, lucha sin complejos, sacrificio y esfuerzo en común, ni puede haber ni habrá nunca paraíso.