Es de Santo Tomás de Aquino (1224-1274) esta sabia frase: «Lo que se recibe se recibe al modo del recipiente».
La importancia psicológica del que recibe el mensaje es mayor que la del que lo da. El recipiente es el personaje clave. Alguien puede proclamar un gran mensaje, pero si el recipiente no lo percibe como tal, de poco sirve.
A la hora de hablar tengamos muy en cuenta a quién tenemos delante y qué disposición tiene para recibir nuestro mensaje.
La educación del recipiente del mensaje es básica. Si no sabemos a quién hablamos o desconocemos la formación y la psicología de quien nos escucha, nuestras palabras carecerán de eficacia y no conseguiremos el objetivo que deseamos. El ‘recipiente’ es el personaje clave. No lo olvidemos a la hora de hablar en público o de dialogar con alguien. Si el ‘recipiente’ está bloqueado, nuestro mensaje llega distorsionado.