La marcha de la economía en España en el Informe de septiembre de 2004, como se verá, bascula entre la reducción del tipo de interés y la marcha del PIB, precisamente por los límites inversores ocasionados por los intereses, aún alcistas, cuyas tendencias están sometidas a explícitas incertidumbres. En el contexto global, según el Banco de España, a pesar de algunos indicios de debilidad se espera el mantenimiento del crecimiento robusto de la primera mitad del año.
Los precios energéticos han mostrado una alta volatilidad en los últimos meses. En agosto pasado, el banco de Japón alzó los tipos de interés oficiales el 0,25 por ciento, inesperadamente, causando tensiones en los mercados internacionales.
Dice el Banco que se está moderando el ritmo de avance de la actividad en el área del euro. Por componentes, destacó el dinamismo del sector exterior frente a la debilidad del consumo de los hogares, así como la inversión del sector privado. Y añade, que, en el área del euro, el proceso de desinflación gradual marcha, en general, conforme las previsiones. Advierte que continúa la persistencia de la inflación de los servicios, por encima de los valores previstos en los últimos meses. En cambio, los precios de los alimentos y, en especial, en los bienes industriales no energéticos, han seguido moderándose. En septiembre, el Consejo de gobierno del Banco Central Europeo, moderó el grado de restricción monetaria y decidió reducir el tipo de interés de la facilidad de depósito.
El crecimiento económico de España obedece a la fortaleza de la demanda exterior neta, que contribuyó con un 0.5 pp al avance del PIB, «con sorpresas positivas en las exportaciones de servicios y negativas en las importaciones de servicios turísticos» (p. 16).
El análisis coyuntural, sugiere el Banco de España, que la actividad económica española seguirá siendo de «robusta expansión» en este tercer trimestre, pero a un ritmo menor que el registrado en los trimestres anteriores. El ritmo de avance del PIB en ese periodo podría situarse en el 0,6 por ciento intertrimestral, sometido a incertidumbre. El menor dinamismo tiene que ver con los indicadores de empleo y los de confianza, que presentan niveles inferiores. La facturación de empresas españolas se redujo entre julio y septiembre.
Sigue el Banco señalando que en el tercer trimestre disminuyó la creación de empleo, después del dinamismo de la primera mitad del año. Por ramas de actividad, el empleo es heterogéneo. Destaca la construcción, tras un inicio anual débil; y el vigor en los servicios de mercado, en los sectores del turismo, como el transporte y la hostelería. En los últimos meses la afiliación a la industria se mantuvo estable, los servicios, no de mercado, experimentaron desaceleración desde mayo.
Los flujos financieros del sector privado mejoraron en un contexto de disminución de los tipos de interés. En este contexto, la financiación obtenida por las empresas y los hogares aumentó entre mayo y julio, en casi todos los segmentos, y se mantuvo el mayor dinamismo del crédito al consumo.
El consumo privado podría continuar su recuperación en el tercer trimestre; los actores de ello son aún inciertos; no obstante, son positivos, según el Banco: el dinamismo del crédito al consumo, así como el repunte de comercio al por menor de julio, y el de las matriculaciones de coches.
Se espera que la inversión experimente cierta desaceleración. La inversión en maquinaria y equipo es débil y permanece un 6 por ciento por debajo de su nivel anterior a la pandemia. Se apunta una mayor desaceleración de la inversión productiva en este periodo. La oferta a largo plazo de viviendas mantiene rigidez relativa.
Dice el Banco que en el tercer trimestre se moderará la contribución del sector exterior al crecimiento del PIB. Las pernoctaciones hoteleras de viajeros extranjeros se desacelerará, en tasa interanual.
Seguirán creciendo los ingresos y gastos públicos. La inflación general sigue moderándose por la desaceleración de los precios energéticos y de alimentación, aunque persiste la inflación subyacente.
Se moderará, dice el Banco, la remuneración salarial por asalariado, aunque lógicamente, digo yo, mejorará la productividad laboral; y se desacelerarán los costes laborales. Asimismo, se mantendrán estables, relativamente, los márgenes empresariales, respecto a los niveles anteriores a la pandemia, aunque existen diferencias sectoriales.
El crecimiento del PIB seguirá al alza, aunque a un ritmo inferior al 0,8 por ciento del segundo trimestre y el Banco proyecta un descenso de ritmo al 0,6 por ciento, que fue el registrado en la primera mitad del año 2024. Se revisa al alza el ritmo de crecimiento del PIB, hasta el 2,8 en 2024, el 2,2 por ciento en 2025 y el 1,9 por ciento en 2026. El descenso alcista obedece a la previsible baja de los tipos de interés, proyectándose los tipos 2,9 por ciento (2024), 2,1 (2025) y 1,8 por ciento (2026); además en esos años, el PIB ya se habría recuperado de su gran caída durante la pandemia y estaría perdiendo impulso alcista.
Respecto a la recuperación del PIB, que vaticina el Banco de España, es admisible, pero los ritmos referidos son taxativos y también lo son los niveles de incertidumbre que explicita abundantemente la entidad financiera. En cuanto a Menorca, considero sería prudente introducir más niveles de actividades no turísticas, sobre todo manufactureras, evitando así la dependencia de un sector a futuro. Vuelvo a insistir, sería muy útil que cada pueblo insular valorase, o midiera, sus ventajas sectoriales en el PIB insular y en términos cuánticos.
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