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La diputada de Podemos que ocupa un escaño en el Parlament balear consideró oportuno defender la okupación en el último pleno. Para ella los que toman medidas contra la okupación están favoreciendo el discurso del miedo y, en pocas palabras, considera que invadir propiedades privadas son hechos aislados en Balears que no merecen ninguna respuesta política. En la misma línea, Luis Apesteguia, portavoz de Més, comparó las viviendas okupadas en Balears, un 0,06 por ciento del total, con los miles de pisos desocupados y que sus propietarios no quieren alquilar. Con los mismos argumentos, seguramente Apesteguia criticará que exista una Policía para perseguir los asesinatos, que deben afectar a una población inferior al 0,06 por ciento. Igual Apesteguia considera innecesario que se investiguen 3 o 4 asesinatos que puede haber cada año en Balears frente al millón de personas que residen en la isla. Cuesta entender estos planteamientos de Més per Mallorca y Podemos, que precisamente están acostumbrados a convivir con las minorías, pero igual no saben que okupar una casa ajena es un delito y tener un piso vacío es un derecho de su propietario, que elige esta opción por falta de garantías jurídicas. Me gustaría saber qué dirían estos partidos si sus dirigentes fuesen víctimas de una okupación, si por ejemplo unos delincuentes ocupasen el chalet con piscina (o safareig) del portavoz de Més en el Consell. Más sorprendente es que Negueruela y otros diputados socialistas aplaudiesen de forma entusiasta las preguntas sobre okupación formuladas por sus compañeros de oposición. ¿Está en contra Negueruela de que se ayude a los propietarios que han sido víctimas de la okupación? ¿Le parece mal al portavoz socialista que el Govern ayude a estos ciudadanos víctimas de mafias y de delincuentes, sobre todo aquellos propietarios que han invertido sus ahorros en una casa para sacar una renta que complemente su pensión?

Conviene decir las cosas por su nombre y defender la okupación es repugnante. Que haya políticos que en lugar de estar con las víctimas prefieran situarse junto a los delincuentes define perfectamente a esta clase dirigente que está ubicada muy lejos del sentido común y de la realidad social.