Es el vocablo de moda, el que define la política de la izquierda social en el mundo occidental. Si, literalmente, el término inglés woke significa ‘desperté’, lo cierto es que, tras su salto a la esfera política hace unas décadas, actualmente denota lo que podríamos llamar ‘progresismo políticamente correcto’, es decir, el que encarna los etéreos valores que ha ido asumiendo la izquierda a falta de unas bases ideológicas que la tozuda realidad ha triturado en los últimos ciento siete años de socialismo real materializado en las más sanguinarias y crueles dictaduras.
Por mera supervivencia tras la caída del Muro de Berlín en 1989, los líderes de la progresía europea y norteamericana han ido acogiendo bajo su regazo toda suerte de movimientos y colectivos alternativos a los modelos sociales tradicionales, aunque fueran abiertamente contradictorios e incompatibles entre sí, como ha sucedido en los últimos años con el enfrentamiento entre el feminismo y la llamada ideología de género llevada al extremo. Si cualquiera, sin más que su simple manifestación de voluntad, puede llegar a ser considerado como mujer con todas las consecuencias legales que ello acarrea -pues la biología aún se les resiste-, entonces el feminismo tiene un problema y de los gordos.
‘Woke’
23/11/24 4:00
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