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Hace casi una década las mujeres de Corea del Sur crearon 4B, un movimiento de protesta contra el machismo que consistía en una suerte de resurrección de Lisístrata para alcanzar la anhelada emancipación con cuatro armas de resistencia pasiva: no casarse, no tener hijos, no salir con hombres y no mantener sexo con ellos. Una experiencia milenaria que se ha repetido esporádicamente a lo largo de la historia cuando las mujeres han llegado al hartazgo. En Corea ocurrió tras un crimen machista y ahora resurge en Estados Unidos por la proclamación de Donald Trump.

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Según van haciéndose públicos los nombramientos de su futuro gabinete gubernamental, nos vamos dando cuenta del chiste en el que se va a convertir ese país. Él mismo es un machista de libro y uno de sus más cercanos colaboradores está investigado por movidas sexuales con menores. Al frente de la sanidad estará un antivacunas y esperemos que no nombre director de la NASA a un terraplanista, ya veremos. Pero EEUU sigue siendo el país más poderoso del mundo, el más desarrollado y con los más potentes talentos. De ahí que millones de norteamericanos tiemblen y en el caso de las mujeres se pongan a la defensiva.

Hace mucho que pienso que un mundo sin sexo sería un mundo mejor, porque las hormonas y sus servidumbres dominan el comportamiento humano y eso atañe a la agresividad y el afán de posesión que tantos dolores de cabeza nos crean. Así que no estaría mal contemplar por una vez a las mujeres comportarse como hombres que ponen por encima de todo ‘sus’ intereses. El movimiento 4B no llegará a ningún sitio, porque son millones las mujeres igual de sometidas que los machos al mandato hormonal simiesco, pero ojalá. Al menos una temporada.