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La fisioterapeuta me comentó durante la charla mantenida en el curso de una de las sesiones donde ella estira la osamenta, masajea, clava agujas, fricciona, etc., que por sus cimientos no era una persona religiosa, pero en cambio creía haber algo más allá. Yo le manifesté que una persona religiosa no solo es la integrante de alguna congregación sino aquella que cree en la posibilidad de otra vida, por ligar -ligar, religare, religión- las bases de este mundo con los de otro,... y que por consiguiente ella lo era.

- ¿Debería afiliarme entonces a algun culto? -preguntó.

-No…, no…

Le expliqué que solo debía graduar su sentimiento como el que gradúa una emisora radiofónica en aras de escuchar debidamente la fracción universal -no solo la terrenal- para conocer fielmente sus deberes y no solo sus placeres,... si es que no lo hacía. Esta era su religión. Porque el Universo no nos pide el certificado de nuestro credo sino que nos centremos en ser consecuentes, íntegros, solidarios, virtuosos, etc., en fin, no le importa que seamos creyentes, agnósticos o ateos sino cómo obramos.

- ¿Entonces las religiones son un camelo?

-No, no, las religiones son una ayuda... Verás, la persona es propensa a hacerse un lio con las emisiones del sentimiento y claro, en ocasiones, tiene necesidad de ayuda para descifrar las ondas... Las religiones vienen a ser como las clases de repaso en una academia... Pero, pienso yo, se puede solventar en solitario la coyuntura, de lo contrario este mundo sería una encerrona.

- ... ¿Y?

-... Y es que una persona con tu perfil, sin raíces religiosas, no suele incorporarse a una congregación, prosigue su camino en solitario… Uno no cambia de la noche a la mañana, aunque vea a un Cristo de piedra que llora como yo vi en Jaén.

- Leí esta experiencia en tu libro «La pelota, la vida y la pluma»... y no dudé de su verosimilitud, viniendo de ti.

- ... Pero, pasaste página, como si se tratara de ficción... Y es que uno vive su vida, vive sus propias páginas, no las de los demás... Pero, esta, mi experiencia, mi página, tú y los demás lectores, la tendréis en cuenta, inmóvil, integrada en vuestro algoritmo, favoreciendo indirectamente la graduación del sentimiento, centrándolo, hacia el lado universal, con el fin de poder escuchar correctamente sus emisiones… Yo solo puedo echar un capote, nunca convencer, es imposible.

- Seguramente es como dices...

Seguramente.