El 1 de noviembre, que el papa Gregorio IV consagró a todos los santos y criaturas del Cielo allá por el siglo IX, y declaró fiesta de precepto, es un día notable en el que nunca he sabido qué hacer, ni si hay que hacer algo, porque todos los santos son muchos santos, y si les añadimos al resto de habitantes del Cielo, la Virgen, los ángeles y hasta la Santísima Trinidad, nos sale ya una multitud no por gloriosa menos multitudinaria. A estas alturas, hay muchísima más gente en el Cielo que en la Tierra, y yo en las multitudes me azoro, me atolondro, no sé lo que me hago, mi única idea es largarme. Incluso he probado a no salir de la cama, y no recuerdo ningún 1 de noviembre apacible y satisfactorio, el peso de tanto santo y beato me intimida y abruma, y lo normal es que me pase el día deambulando por la casa como un capullo. Haciendo tonterías de aquí para allá, probando esto o lo otro, desalentándome.
Oraciones
Todos los santos son muchos santos
02/11/24 4:00
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