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En su implacable lucha contra la corrupción, es realmente llamativo que Francina Armengol aún no se haya pronunciado sobre la condena a varios militantes socialistas de Balears por el caso Multimedia. Todos ellos admitieron haber delinquido y a estas horas aún se desconoce si continúan como afiliados del PSOE. Recuerden que uno de ellos tuvo que dimitir de su cargo de director general del Ayuntamiento de Palma cuando desde este mismo espacio de opinión se informó que estaba acusado de cuatro delitos y pedían para él una pena de 17 años de cárcel (noticia que otros se negaron a publicar) y tenía el despacho pegado al del alcalde Hila, otro que no se enteraba de nada de lo que pasaba en su entorno.

En esta modélica lucha contra la corrupción, Armengol también ha decidido que ni siquiera Iago Negueruela pueda contestar en el Parlament a la simple pregunta sobre qué opina el PSOE ante la condena de varios militantes que han reconocido haber malversado dinero público cuando Antich era presidente del Govern. Curiosamente, solo un periodista se atrevió a preguntar al portavoz socialista sobre el caso Multimedia mientras los demás mostraban el mismo interés con este escándalo que al día después de conocer la sentencia. O sea, ninguno, lo mismo que ocurrió con el caso Hat Bar.

Negueruela, por cierto, no contestó a la pregunta porque dice que el digital que formula la pregunta es un pseudomedio. Otro día habrá que hablar sobre el corporativismo en nuestra profesión, que solo se mueve al son que marcan determinados partidos políticos y siempre del mismo color.

Armengol, asqueada ante la corrupción, fue la que ascendió a uno de los condenados por el caso Multimedia al Senado cuando ya se encontraba imputado por esta causa. Han pasado casi cuatro semanas desde que se hizo pública la sentencia sobre este escándalo y curiosamente la única declaración que ha hecho la líder socialista es sobre bulos, que tanto daño hacen según ella a la democracia. Lo que ha quedado muy claro es que luchar contra la corrupción de otros partidos es muy fácil, pero me temo que el ‘caso Koldo’ acaba de empezar y Armengol también lo sabe.