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No sé si siento pena o asco, pero lo que están aireando estos días algunos políticos a los vientos infectos de la increíble realidad, es poco menos que vomitivo. Algunos creen tener una especie de patente del todo vale con total de erosionar la credibilidad del gobierno que a su pesar gobierna. Al señor portavoz del PP en el Parlamento no le importa hacer uso de las imágenes de 12 socialistas asesinados(1) por ETA y por si a su falta de cordura parlamentaria le faltaba algo, añadió un pésimo gesto difícil de interpretar a no ser como un añadido burlón más ofensivo que otra cosa. Además, para eso estaba a su lado una diputada popular riéndole las gracias. ¡Señora! Su risa es incalificable, en puridad no sé qué les podía dar risa un cartelón de 12 socialistas asesinados por ETA. La utilización de esas imágenes puede dar idea del nivel moral que se necesita para utilizarlas como un argumento político y encima dándoles esa risa tonta que les caracteriza. Como dice Elvira Lindo: «ver ese cartelillo utilizándolo para excusar errores propios, ya me pareció el colmo de la ignominia». Pobre de aquel que para lograr un fin se vale de la desgracia ajena, en este caso socialistas asesinados por ETA. Poco dice en su favor la utilización de una docena de asesinados por una banda terrorista. No es fácil comprender sus sonrisas burlescas, su mezquina autosatisfacción cuando a todo asesinado por ETA lo mínimo que se le puede ofrecer, al igual que a sus familiares, es nuestro cariño y un plus añadido de respeto y seriedad. La risa burlona, las caras de pensar que así han dado un paso de política grandilocuente es, en mi opinión, una pura vaguedad parlamentaria. Parece mentira que en personas que uno cree política y socialmente bien formadas se den situaciones tan deplorables. «No os lavaréis de esta ni con todo el agua que el río lleva».

Anónimamente no han faltado políticos del PP mejor formados o por lo menos con un talante más humano, que han censurado el inoportuno gesto de su portavoz en el Parlamento. «Se le fue la mano, se le suele ir», dijo una diputada. «Se pasó tres pueblos», soltó un exdirigente popular. «Se le fue la pinza», dijo un diputado. Su estilo de ejercer la oposición ya ha provocado algún que otro rifirrafe, terremoto lo llaman algunos. Su estilo bronco no es el más indicado a la hora de aunar criterios en pos de lo que la ciudadanía demanda, que para eso están ustedes donde están. Y lo que la ciudadanía demanda es solucionar los distintos problemas que les afligen. Eso de ¡mira, mira lo que les ha dicho!, no es otra cosa que un exabrupto de la impotencia. Como esa idiotez del «y tú más». Algunos familiares de los asesinados por ETA, que sin atisbo de decoro mostró el portavoz del PP en el Parlamento hace unos días, reaccionaron tachando de carroñera y asquerosa la intervención de ese parlamentario.

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Respeto a las cosas que no nos gustan señor portavoz del PP. A mí tampoco me gusta que a golpe de talonario se nombren presidentes, a mí tampoco me gusta que se vaya a Bruselas o a Bélgica para hablar de política con un fugitivo de la justicia española y no me gusta en absoluto tener que ver imágenes de asesinados mostrándolos como un argumento político sin ningún respeto por los muertos ni por los familiares vivos. Desastrosa manera de perseguir sus ambiciones políticas porque la utilización que se ha hecho de esas imágenes en el Parlamento es profundamente deplorable. En política, lo menos que se puede pedir es tener una buena cultura de respeto al prójimo. ¿Cree de verdad que ese incívico comportamiento le va a llevar a la Moncloa? Lo dicho, no sé si siento pena o asco.

(1) El senador Enrique Casas no fue asesinado por ETA sino por los comandos autónomos anticapitalistas.