Fue un sueño. En él, siete hombres magníficos decidían, movidos por sensatez y coraje, salvar el prestigioso circo fundado un dos de mayo de 1879 en Madrid ( y de cuya troupe actual formaban parte) propiciando democráticamente la caída del jefe-trapecista, el suyo, el puto amo de la carpa desprestigiada. Y, como es bien sabido, cuando el director del espectáculo la espicha, sus hasta entonces fieles servidores le abandonan, buscando nuevo oficio, ante la incredulidad del caído. Nadie sabía, en esa ensoñación, si la sorpresa (¡traidores!) había sido mayor para el cesado o, por el contrario, para doña María Atchís Montería, «pelota» y palmera. Su principal virtud había sido la de reírle, con inusitado fervor, las gracias al, hasta aquel momento, amado líder. En tu sueño, la susodicha hallaba empleo, una vez deshecho el chiringuito, en un acuario, trabajando junto a las focas, por aquello de que estas últimas eran harto hábiles en el arte de aplaudir... Como ella, «má o meno»…
Contigo mismo
Bastaba con siete
16/10/24 4:00
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