Tomaba un Nespresso de medianoche absorto en mis elucubraciones, sin poder pegar ojo debido a la impactante notícia que había leído por la mañana. Según un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona: «Nuestra realidad podría ser solo uno de los muchos mundos de un universo cuántico». Ya me han recomendado que no me quede con los titulares sensacionalistas. Lo publicado sobre divulgación científica no siempre tiene el rigor necesario. Advertía Mark Twain que por leer libros de medicina, algún profano había fallecido de una errata de imprenta.
No deja de ser una hipótesis atractiva, pensé, pues todos sabemos que a nosotros el universo conocido se nos va quedando pequeño. Las aportaciones de grandes científicos a lo largo de la historia han revolucionado nuestra manera de ver el mundo: Darwin, Newton, Einstein, Schrödinger, Plank… quién sabe lo que descubrirá la inteligencia artificial, que nos da cien mil vueltas en capacidad y en rapidez de deducción.
Preparémonos para lo venidero, ya que el mundo que conocíamos hasta ahora se va quedando obsoleto. No es raro que estemos en un proceso de transformación radical catastrófica. La entropía aumenta, es decir, el desorden. Es una ley natural, como la supervivencia del más fuerte o del más listo.
Puede que mañana lleguemos a la inquietante conclusión de que existen dos mundos paralelos: uno para lelos y otro para los espabilados.