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Esto es para muchos menorquines Son Espases, La casa de los milagros; otras veces, por desgracia el final de una vida.

Cuando oyes el helicóptero merodear por la zona del «Mateu Orfila», no puedes dejar de pensar «alguien lo está pasando mal; y se lo llevan a Palma para intentar salvar a esa persona de la parca». Una punzada en el corazón te hace desear lo mejor para ella. Sabes, por experiencias como acompañante de familiares, que ahí, en ese gran hospital lucharán de verdad para que el enfermo sobreviva; con el personal y las «herramientas» adecuadas.

Cuando acudes por primera vez, ya en plena carretera de Inca, descubres de repente ese verde edificio de dimensiones grandiosas, te resulta impresionante; luego dentro te puedes perder por los pasillos, hasta encontrar un panel de información que te indique a dónde debes dirigiste.

Para mí está claro que hay muy buenos médicos; y ahora con la Universidad de Medicina en el mismo edificio, se ha convertido en un buen «criadero» de futuros médicos para nuestras Islas. Este año ha salido la tercera promoción de jóvenes que han cursado toda su carrera en Palma, entre ellos ya tenemos algún menorquín que está preparando su examen para obtener el Mir.

La verdad es que siempre que estuve en Son Espases he tenido la ocasión de constatar la excelente profesionalidad tanto de médicos como enfermeros/as; y la mayoría con una gran humanidad y simpatía hacia los pacientes. Además en caso de tener que pernoctar, se puede conseguir que te den una habitación en la planta baja, que viene a ser como un apartamento donde poder dejar tus cosas, asearte y relajarte, cuando lo necesites.

La falta de medios y personal lo noto más en Mahón que en Son Espases, esta es la pura verdad.