No se puede escribir un libro malo; quien lee un libro que no le gusta difícilmente volverá a comprar un título del mismo autor, aunque luego publique una obra maestra. Si bien a veces no se sabe si un libro es realmente flojo. Puede ocurrir que no encaje en las circunstancias que rodean a su lanzamiento. Lo que quiero decir es que no se puede dar gato por liebre. Es como lo de la hamburguesa. Conocí a un hombre la mar de campechano cuya hamburguesería me recomendaron. Pero a mí -no sé si estaría él a esa hora- me sirvieron una hamburguesa carbonizada, con el beicon acartonado y el pan del día anterior. Resultado: ni he vuelto, ni los he recomendado. En tiempos, las cafeteras de algunos bares extraían los cafés de dos en dos. Uno se guardaba hasta que venía otro cliente y se servía calentado con el vaporizador. Resultado: el cliente dejaba de tomar café en ese bar.
Les coses senzilles
Día a día
01/10/24 4:00
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