Aunque soy hijo de un cocinero no soy tan aficionado a la cocina como pueda parecer. Aprecio la buena cocina y me gusta comer, pero como demasiado deprisa y me gusta mantenerme delgado, lo cual no se aviene mucho con el hecho de ser un buen gourmet. Tampoco cocino nada, lo que ocurre es que he visto cocinar toda mi vida y me quedan las imágenes en la memoria y también los sabores y olores de la cocina tradicional menorquina. La que sabe de esto es Rosa, mi mujer. Ella sí es aficionada a la cocina. Le gusta cocinar, elaborar recetas nuevas –«inventar»— y ofrecer un menú variado todos los días. Incluso le gusta invitar a los amigos y sorprenderlos con creaciones nuevas que no siempre son apreciadas, porque ya se sabe que en cuestión de gustos no hay disputas.
Les coses senzilles
La patata
24/09/24 4:00
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