Sindicatos de los trabajadores de la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos en la Isla han denunciado sin rubor el caos organizativo que sufre la empresa pública como consecuencia de su crónica falta de personal, situación que eleva su gravedad en la época estival y en aquellas en las que coinciden las vacaciones de sus empleados.
Esa denuncia quedaría en una reivindicación laboral más como las que plantea cualquier colectivo si no tuviera una consecuencia lesiva para los usuarios. Hemos conocido este año los retrasos indecentes en la llegada de correspondencia a algunos puntos más alejados de los núcleos urbanos, pero también en determinadas barriadas de Maó, por ejemplo.
A pesar de las explicaciones que ofrece la sociedad estatal abundando en que aplica la mejor gestión de recursos posible para que el servicio no se resienta ni se interrumpa, lo cierto es que sí lo ha hecho sin que se apliquen medidas suficientemente resolutivas.
Correos es un servicio público y como tal debe asegurar que todos los ciudadanos, independientemente de su ubicación geográfica, tengan acceso a él. Además, está obligado a cumplir estándares de calidad y fiabilidad que implican puntualidad en la entrega, seguridad en el manejo de la correspondencia y protección de la privacidad de los usuarios.
Es evidente que en Menorca, en determinadas épocas del año Correos no se ajusta a estos requerimientos, con excepciones, como es el reparto de Amazon a quienes realizan sus compras a través de esta plataforma. Se trata, con toda seguridad, del mejor cliente de la sociedad estatal lo que justificaría esta prioridad en su paquetería pero no que pase por delante del servicio ordinario.
El alcalde de Es Castell, Lluís Camps, ha promovido una petición para reclamar al organismo público que mejore su cometido en la Isla. Ampliar el número de trabajadores y reforzar la atención al usuario también por las tardes son las propuestas a defender para que sean atendidas de una vez por todas.
