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Hoy, de nuevo, he recibido una noticia que desgarra, que indigna, que te hace sentir muy muy impotente.

«Acaban de matar a una chica en la calle de Kabul porque ha salido de su casa a la calle sin estar acompañada por un hombre» … sí es verdad, es una tremenda realidad lo que está ocurriendo cada día en Afganistán.

Con las nuevas y estrictas normas que el llamado «Ministerio de la moral» que los talibanes han creado, los mínimos derechos de las personas han quedado fulminados.

Los talibanes dicen que con ellas (las normas) pretenden «promover la virtud i erradicar el vicio» y ante esta publicación de leyes la ONU solo dice que «el futuro en Afganistán se presenta preocupante».
¿Preocupante? Pero ¿ de qué estamos hechos? ¿ Cómo podemos decir que es preocupante…?

Y no solo afecta a las mujeres sino que también imponen «deberes» a los hombres.

Ya no solo estamos hablando de que las mujeres deben cubrirse todo el cuerpo y también el rostro, ni de que se les haya prohibido estudiar o trabajar, sino de que no puede oírse su voz (ya no solo está prohibido cantar)… no puede oírse su risa, ni su llanto… no pueden dirigirse a nadie a pedir, preguntar, aconsejar… ¡no se las puede oír en público! Pero ¡qué aberración! ¿Por qué el mundo no se pone a gritar? ¿Por qué los gobiernos callan o simplemente condenan verbalmente pero no actúan?
La sociedad civil se está movilizando… ya no solo el «Crit per Afganistan» que se lanzó a los pocos días de la caída de Kabul en Barcelona, sino que entidades como People Help ( peoplehelp.eu) están moviéndose para poder reunir firmas y presentar propuestas de acciones concretas a los diferentes países para que cese este terror talibán.

Y que triste que la palabra «talibán» que proviene del pastan «taleban» signifique «estudiante»… un movimiento de 1994 que tomaron el poder después de más de 20 años de guerra civil y gran inestabilidad política.

Estos talibanes eran en su mayoría excombatientes de la resistencia afgana cuando lucharon en la década de 1970 contra la invasión soviética…

Así que cuando tomaron el poder, algunos esperaban que los talibanes aportarían estabilidad al país, pero pronto se dieron cuenta que eso era un sueño.

Los talibanes, ya en ese momento, impusieron un orden alejado del respeto a los derechos humanos, un orden estricto y opresivo… exactamente lo que están reeditando en esta nueva etapa de su ‘reinado’.

Para resumir y que entendamos la gravedad de la situación y reaccionemos de alguna manera escribo aquí algunas de las ‘normas’ que imperan hoy en ese país, un país que además padece hambruna y está tan empobrecido como herido de muerte.

Las mujeres no deben aparecer en las calles sin un pariente de sangre y sin burka.

Las mujeres no deben usar zapatos de tacón alto ya que ningún hombre debe escuchar los pasos de una mujer para no excitarlo.

Las mujeres no deben hablar en voz alta en público, ya que ningún extraño debe escuchar la voz de una mujer.

No pueden ir a la escuela.

No pueden cantar ni bailar ni…

No pueden conducir.

En fin para qué seguir?

Movámonos como mejor sepamos hacerlo, pero no miremos a otro lado.