TW

Ayer estuve en Ciutadella en la inauguración de la nueva obra de Anna Rierola: «El infierno» que forma parte de su obra «El jardín de las delicias» una trilogía de la que el año pasado pudimos ver «El Edén».
Cuando vas a ver una exposición casi siempre esperas que te produzca algún tipo de sensación... incluso si esa sensación no es la que esperabas... quizás te emocione, o tal vez te sorprenda... también puede ser que te ponga en una situación de incomodidad con lo que ves... puede que se corresponda con lo que esperabas... en fin muchas y variadas sensaciones.

Al ver su obra, se abrió una cadena de sensaciones que van desde la más gran sorpresa a una conviccion de que la artista se ha superado , ha logrado provocar curiosidad, miedo, admiración…
Cuando te enfrentas a esa «pantalla iluminada» donde Anna nos muestra la decadencia del cuerpo humano a través de cientos de imágenes científicas que provienen del campo de la biomedicina te das cuenta de la grandeza del cuerpo humano.

Anna captura esas imágenes con el microscopio y en esta ocasión son imágenes de estados vitales en desequilibrio, imágenes que son el desencadenamiento de enfermedades como puede ser el alzhéimer, el cáncer, el sida, la tuberculosis… en fin todo lo que hace que la vida del ser humano sufra el deterioro natural...

Anna ha comparado esta obra con el mundo actual... la enfermedad que sufre el mundo con la violencia existente, las diferencias de oportunidades la desconexión y el caos que hace crecer esas «células» malignas que provocan el caos y definitivamente la muerte de nuestro mundo.

El cuerpo humano al entrar en el caos (la enfermedad) rompe la interconexión, la red relacional entre los diferentes organismos al igual que nuestro mundo al romper las buenas relaciones…

La artista nos hace bucear en el misterio del cuerpo humano y su funcionamiento, en este caso, sus posibles degeneraciones o enfermedades... ella se pregunta «¿podemos aprender de estos comportamientos biológicos?...», y sigue «como humanos, somos seres biológicos, somos una trama, una multitud de redes interconectadas cuya cohesión e integridad debemos preservar para garantizar la continuidad de la vida en todas sus formas».

Una exposición que merece ser vista y que seguro os dará para pensar.