Me dijo: «No es tiempo de estar contenta. No lo es. El tiempo es, ahora, otro. No conjuga el contento ni con el estado físico de mi madre, ni con el despiste adolescente de mi hijo, ni con mis perspectivas laborales. En el hogar en el que los tres convivimos no es tiempo de estar contentos; es tiempo para la tristeza… asta también tiene su derecho y dignidad». Me prometí a mí mismo no equivocarme más en este punto. Intentaré siempre distinguir las condiciones vitales de aquellos con los que trato. Recuerdo ir acompañando a un colega que arrastraba sus pies sobre la acera en busca de farmacia. Un conocido lo ve y le pregunta «¿què te passa, tio?» Y él, con voz quebrada, le responde «Tot el cos em dol, Pere, estic al baix». Y ese Pere le endilgó: «Compra’t un àtic, idò, i estaràs amunt».
No es tiempo de estar contenta
02/09/24 4:00
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