TW

Una frase que mi querido amigo Joan Sánchez me compartió en su momento, y que desde entonces utilizo con frecuencia tanto en lo profesional como en lo personal, es: «Toda amenaza es, en realidad, una gran oportunidad». Es sorprendente cómo esta premisa se confirma una y otra vez.

Tuve el honor de ser uno de los ponentes en el Foro Illa del Rei, donde se abordó el tema de la Inteligencia Artificial. Como muchos sabéis, el evento tuvo que aplazarse debido a la DANA que afectó nuestra isla. Sin embargo, lo que en principio fue una amenaza se transformó en una magnífica oportunidad para compartir una tarde inolvidable con María, Toni y Karina, mis fantásticos compañeros de ponencia. A pesar de no poder celebrar el foro ese día, disfrutamos de una tarde espléndida y totalmente distendida, aprovechando el tiempo para profundizar en nuestras conversaciones.

Fue una experiencia profundamente enriquecedora e inspiradora, ya que aunque todos compartíamos un interés común en la Inteligencia Artificial, cada uno de nosotros abordaba el tema desde perspectivas muy distintas: robótica, educación, legislación y negocios. Esos fueron los ejes de nuestras charlas.

A menudo, amigos y conocidos asumen que, por mi pasión por la tecnología, defiendo su uso y aplicación sin reservas, incluso hasta por encima de las personas.

Nada más lejos de la realidad. No permito ningún tipo de tecnología cuando estamos en familia o tomando un café con los amigos. Para mí, la tecnología debe estar al servicio de las personas, nunca al revés. Cuanto más aprendo sobre tecnología, más aprecio y valoro las relaciones humanas.

Y fue una gran satisfacción el comprobar que en uno de los puntos en los que coincidimos plenamente los cuatro ponentes es en esta idea fundamental: «La tecnología debe amplificar lo mejor de los seres humanos, nunca sustituirlos».

Noticias relacionadas

María Bauzá lo explicó de manera excelente: la robótica puede mejorar significativamente la vida cotidiana de personas mayores o dependientes, ofreciéndoles una mejor calidad de vida, pero solo debe aplicarse cuando no haya una persona disponible para realizar el mismo trabajo. Ninguna máquina ni robot puede sustituir la calidez de una mano o una mirada de apoyo, pero cuando un cuidador no esté disponible, un robot puede ayudar en las tareas diarias y mitigar, en cierta medida, la soledad del paciente. Objetivo: Mejorar el bienestar de las personas.

Toni Febrer nos ofreció una visión extraordinaria sobre la aplicación de la IA en la educación, destacando cómo esta tecnología puede personalizar el aprendizaje, mejorar la eficiencia en la enseñanza y permitir que los docentes se enfoquen en los aspectos más humanos del proceso educativo. Objetivo: Potenciar el aprendizaje de las personas.

Karina Gibert nos ilustró sobre la importancia de regular y legislar el desarrollo y uso de la Inteligencia Artificial, enfatizando los riesgos asociados al sesgo, la necesidad de transparencia y la protección de los derechos individuales y colectivos. Objetivo: Promover un uso justo y seguro de la IA para el bienestar y protección de las personas.

Finalmente, en mi intervención, me centré en desmitificar las noticias sensacionalistas que rodean a la IA y destaqué los enormes beneficios que esta tecnología puede aportar a las Pymes, tanto en términos de productividad como de creatividad. Objetivo: Aumentar la competitividad de las empresas, generando prosperidad para las personas.

Al final del día, lo que todos compartimos en aquel foro, fue una visión clara: las personas son y deben seguir siendo el centro de todo. La tecnología es solo una herramienta para potenciar lo mejor de nosotros, para aliviarnos en las tareas repetitivas y para abrirnos nuevas puertas hacia el conocimiento, la empatía y el crecimiento.

Es fácil perderse en el brillo de lo nuevo, en la fascinación por lo que la tecnología puede hacer. Pero lo verdaderamente importante, es recordar que detrás de cada código, cada algoritmo, y cada innovación, están las personas. Son sus necesidades, sus sueños, y sus emociones lo que debe guiarnos. Y es ahí donde radica la verdadera oportunidad: en utilizar la tecnología para crear un mundo más humano, no más frío.

Porque si la tecnología nos permite ser más humanos, entonces habrá cumplido su propósito.