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El Instituto Feijó de Estudios del siglo XVIII de la Universidad de Oviedo, en conmemoración del tricentenario del nacimiento de Pedro Rodríguez Campomanes (1723-2023), publica (ed. Trea, Oviedo, 2024), entre otros ensayos, un manuscrito titulado «Ventajas que ofrece a España la posesión de Menorca», escrito por el ilustre político asturiano, Campomanes, ministro de Hacienda de Carlos III, fiscal y gobernador del Consejo de Castilla, fecundo economista, filósofo social, historiador, paladín de la cultura clásica, autor ilustrado de un elenco de publicaciones muy significativas, tradujo del griego «Antigüedad marítima de la República de Cartago. Periplo del General Hannon, explorador cartaginés» (original se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla), proporcionando ilustraciones y discurso preliminar sobre la marina, navegación, comercio y expectativas de la República de Cartago (1756); y miembro de la Real Academia de la Historia, de la que fuere director. Artífice e impulsor de las Sociedades Económicas del País.

La edición de dicho manuscrito va acompañada de un análisis documental de Joaquín Álvarez Barrientos (CSIC); el documento se había dado a conocer, originalmente, en el Catálogo de la Exposición «1802. España entre dos siglos y la devolución de Menorca», pasando entonces desapercibido. La Fundación Universitaria Española (FUE) guarda este manuscrito de Campomanes. Queda demostrado que el artífice intelectual y estratega de la reconquista de Menorca por las fuerzas españolas, en 1782, fue Campomanes.

El ministro Campomanes debió escribir su estudio analítico sobre la posesión de Menorca, poco después de 1782. La introducción y comentarios que le dedica Álvarez Barrientos tienen interés; pero aquí me limitaré a comentar el novedoso manuscrito de Campomanes, de indudable valor para Menorca, por su protagonismo en la historia universal del siglo XVIII y principios del XIX.
El ilustrado asturiano afirma, categóricamente, que «los cartagineses fundaron a Puerto Mahón, como una escala entre Cartago, hoy Túnez, y Cartagena de España, colonia también púnica, para asegurarse del comercio y facilitar la conquista de la península» (p 19); afirmación ya expresada en su libro sobre la República de Cartago.

Considera Campomanes que la pérdida de Menorca en las guerras de Sucesión hizo sufrir la misma suerte a Cerdeña y Sicilia; y destaca la elevada importancia de poseer Menorca: «pudiendo asegurarse por la serie de la historia que la situación de Menorca y la bondad de su puerto principal ofrece al soberano que la posea la principal influencia en el Mediterráneo» (p. 19).

Campomanes revela cierto abandono del sector agrario por parte de los menorquines en aras de su dedicación a la marina y al corso durante la dominación británica, «distrayéndoles de la labranza y el cultivo». Afirma también el ilustre asturiano que el puerto de «Fornells es bastante bueno y capaz de naves de guerra de todos portes». Con todo, sin paliativos, afirma que Puerto Mahón, «que es el principal de la isla por su capacidad y seguridad, puede mirarse como el primero del Mediterráneo. Este puerto, en que consiste la mayor ventaja de dominar la isla». Y añade, el «castillo de San Felipe, obra de Felipe II, al que los ingleses añadieron la circunferencia del castillo, acaba de rendirse a las armas de S.M.» (p. 19).

Las siguientes consideraciones están impregnadas de análisis económico, no en balde Campomanes es uno de los grandes economistas de la Ilustración, conocedor de la historia del pensamiento económico, sensible a la necesidad de impulsar el desarrollo en un contexto industrializador y de mejora de las condiciones laborales; partidario del libre comercio, promovió la ruptura del monopolio gaditano en el comercio de Indias (Reglamento de Libre comercio de España con América, 1778), abriendo el tráfico mercantil con América a los puertos españoles, antaño supeditado a la Casa de Contratación. También es destacable su filosofía de realismo crítico, identificable con la escuela napolitana de economía, cultivada por Antonio Genovesi (1713-1769), de donde provino, para ser Rey de España, Carlos III (1759), al fallecer, sin descendencia, su hermano Fernando VI, descubriendo muy pronto la valía intelectual y política de Rodríguez Campomanes.

La importancia máxima que otorga Campomanes a la posesión del puerto de Mahón para dominar el Mediterráneo se fundaba en el ejemplo inmediato de las innovaciones institucionales y económicas legadas por los ingleses en Menorca, que el ministro asturiano quería conocer a fondo; pero, indudablemente, también tendría fundamento básico en sus conocimientos históricos de la fortaleza marítima mercantil, y plenamente monetaria, que fuere la república cartaginesa, que, en estos extremos, y en la construcción naval, sentaron precedente para los romanos.

Lo costoso de la defensa militar británica de Menorca, nos demostrará Campomanes, tenía por objeto obtener útiles ganancias y beneficios económicos. Destaca que los ingleses hicieron de Mahón un puerto franco, «con grandes almacenes, imponiendo un dos por ciento de derechos y los de anclaje»; y cuando se exportaban las mercaderías, se pagaba «otros dos por ciento por los compradores o extractores». La gran concurrencia de orientales, africanos y europeos a este puerto financiaba a Inglaterra el mantenimiento de su guarnición y Plana Mayor, dice Campomanes «superabundantemente». En un sucesivo ensayo atenderé, tal como expone Campomanes en su trabajo, el efecto británico en Menorca, cuya metodología quiere el economista asturiano conocer e inspirarse en ella, como modelo de sistema para el recuperado gobierno de España en la Isla.