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Govern y Gobierno llevaban varios días jugando al gato y al ratón, calentando motores para una reunión que el equipo de Marga Prohens creía que no llegaría. Dos ministros habían venido a Balears en los días previos a la reunión de Pedro Sánchez con el Rey y su mensaje fue de todo menos conciliador. Al otro lado del espejo, la presidenta y algunos consellers también se lanzaron al trapo contra decisiones del Gobierno que el Govern consideraba perjudiciales para Balears, con plantón incluido a una de las ministras. El anuncio de que el Govern recurrirá al Tribunal Supremo para que Pedro Sánchez convoque la Conferencia de Presidentes tuvo como repuesta el aviso de Madrid de que habrá un recurso al Tribunal Constitucional si el Govern no cambia su ley estrella: el decreto de simplificación administrativa. Todo el escenario se estaba preparando para que la no reunión entre Sánchez y Prohens fuera el broche final a una semana de agravios hasta que, para sorpresa del Consolat, Sánchez dijo que sí, que habría reunión.

La decisión fue un acierto estratégico  en todos los sentidos porque Sánchez aguó el más que previsible discurso victimista de Prohens. La cara de la presidenta al inicio de la reunión hacía presagiar que de allí no saldría nada, pero la conclusión final fue un nuevo jarro para el Govern porque Sánchez se mostró conciliador y hasta empático con Prohens por momentos, según cuentan desde el PP.

La imagen de los dos presidentes, inédita hasta este miércoles, es también un mensaje externo a sus respectivos partidos. Es probable que la foto de una presidenta del PP reuniéndose con el mayor felón de la historia democrática de España –por usar expresiones que utilizaría cualquier dirigente del PP– no gustara mucho en Génova en medio de la guerra sin cuartel que ha declarado el PP a Sánchez. Tampoco parece probable que la imagen gustara en las filas socialistas. La visita de Sánchez a Prohens es la convalidación política del cambio, la aceptación del status de Prohens como nueva presidenta, algo que está costando digerir entre algunos dirigentes del PSIB que, un año después, aún parecen estar instalados en una realidad virtual en la Prohens sigue sin ser la presidenta legítima de Balears. Lo es la foto con Sánchez es el certificado.

Ahora habrá que ver en qué se traducen los resultados del encuentro, pero la reunión fue buena en términos políticos porque sirvió para iniciar el deshielo en las relaciones inexistentes entre dos gobiernos que tendrán que verse en muchas más ocasiones al menos los próximos tres años.