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¿Cómo están queridos lectores? Espero que más a gusto que Nacho Cano jugando a ser dueño de una plantación de algodón del siglo XVIII. Difícil pero no imposible. Hace exactamente una semana este mismo diario publicó la siguiente noticia: ¿De dónde vienen los vertidos fecales de Cala Galdana? Ejem, ejem, no es por nada, pero si siguieran las peripecias de nuestro amigo el ínclito profesor Wilson sabrían perfectamente el origen de tales vertidos y no tendrían que buscar más. Es muy importante ir a fuentes de información fiables, porque si no acabamos creyendo chorradas como que un ocupa nos quitará la casa mientras salimos a comprar el pan, cuando todos deberíamos saber que las casas las quitan los fondos buitres y sus aliados bancarios y políticos.

Es obvio que la desinformación no lleva a nada bueno. Que haya personas que aun se crean que los reyes sirven para algo, además de para robar a manos llenas, o que los millonarios hijos del sistema serán los que cambien el sistema porque para ellos es más importante ser del mismo país que tú que la cuenta bancaria, son dos ejemplos claros de relatos machacones de desinformación para manipular a unas gentes que por otra parte van estresadas y agotadas para intentar sobrevivir. Vale, soy un cansalmas, soy una persona extremadamente pesada que se repite como el ajo, pero he decir en mi descargo, señoría, que más peligroso que los cansinos me parecen los mondregotes y los gazmoños, vamos a por ellos después del punto y aparte.

Los millones de podcast que existen hablando cada uno de su culo como si a los demás nos importaran sus empanadas mentales, o las cuentas en Instagram donde millones de personas postean fotos de ellos mismos con una frase motivadora sacada del manual del coach más empalagoso, o las miles de publicaciones en Facebook donde se escribe la primera gilipollez que se pasa por la cabeza, o los millones de tuits soltando odio de hater puesto de Red Bull , o las coreografías simplonas y sin neuronas que se viralizan por Tik Tok, demuestran, sin atisbo de duda, que los mondregotes y los gazmoños han tomado las riendas del mundo.

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Los mondegrotes con ese ego desmesurado que hace que se lo tengan tan creído que los diálogos les aburren porque ellos viven en el monólogo continuo. Madurar es aceptar que hay cosas que se nos dan bien y otras en las que somos más torpes que el Coyote atrapando al Correcaminos, y no pasa absolutamente nada. Sin embargo, los gazmoños alardean continuamente de virtudes que no tienen, como llamarse demócratas y defensores de la libertad cuando son unos clasistas, unos misóginos y unos xenófobos de tomo y lomo. Y añado, por seguir en la vía del desahogo insultando en castellano antiguo, que la mayoría de ellos también son unos fartuscos, ya que buscan el protagonismo en cualquier conversación interrumpiendo de forma inoportuna.

Y termino, una vez más, este soliloquio en forma de artículo, pidiendo disculpas por la parte que tengo de todo lo descrito, que seguramente no es poca, y deseándoles a vuesas mercedes mucho lúpulo y feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com